Hay algo en Valle de Bravo que despierta los sentidos. Tal vez es el aire fresco de la montaña, el ritmo pausado del pueblo o la mezcla entre lo rústico y lo sofisticado que lo define. Comer aquí no se trata solo de alimentarse: es una forma de vivir el destino, de entender su esencia entre el humo de los asadores, el aroma del pan recién hecho y los colores de los mercados.
Cada rincón del pueblo tiene su encanto, desde los pasillos escondidos llenos de antojos callejeros hasta los espacios donde la cocina se vuelve arte. En Valle, todo se comparte: las mesas largas, las risas, las vistas al lago y las historias que nacen entre copas y platos que sorprenden.
Dónde comer en Valle de Bravo
Los mercados junto al Jardín Central
En el corazón del pueblo, justo frente al Jardín Central, comienza un recorrido gastronómico que no se olvida. El callejón de los esquites es una parada obligada: aquí los preparan con camarón, cremosos y con ese sabor que solo un toque marino puede darles.
Más adelante, el callejón del hambre ofrece cinco carritos de tacos donde todo sabe a hogar y tradición. No hay menú fijo: la regla es probar de todo y dejarse llevar por el antojo.
UMO Grill
Entre humo y brasas, UMO Grill fusiona lo oriental con lo mexicano de una manera inesperada. Ramen con toque de parrilla, tataki con un giro ahumado o un pozole de carnes que es pura memoria.
El pozole de carnes ahumadas es su plato insignia: intenso, aromático y reconfortante. Además, todo lo que sirven viene de productores locales, lo que se nota en cada textura y color del plato.
Solar
Solar es uno de esos lugares donde el tiempo se detiene. Bajo la batuta del Chef Steve, la cocina orgánica se convierte en una experiencia que combina técnica y cariño. Desde un Croque Madame perfectamente dorado hasta un English Muffin casero, todo es impecable.
Si vas en la mañana, pide los pancakes o el pan francés: dulces, esponjosos y servidos con un toque de sol y mantequilla que sabe a felicidad.
La Aldea Avándaro
Para quienes buscan reconectar con la tierra, La Aldea Avándaro es más que un lugar para comer: es un refugio. Aquí puedes recolectar tus propias verduras, aprender sobre permacultura y cocinar lo que tú mismo cortaste del huerto.
Celia y Sonia, las creadoras del proyecto, guían con calidez y paciencia. Comer aquí es un recordatorio de lo simple y poderoso que puede ser el acto de preparar y compartir un plato.
Sushi Oshi
Entre caminatas y tardes frías, Sushi Oshi ofrece un respiro urbano. Su carta es amplia: rollos clásicos, kushiage, yakitori y currys con un equilibrio perfecto entre sabor y textura. Es el lugar ideal para cenar sin pretensiones, con buena música y platos generosos que nunca fallan.
Dónde tomar en Valle de Bravo
Cervecería Skyline
Skyline es una de las paradas imperdibles para quienes disfrutan una buena cerveza artesanal con historia. Cada etiqueta tiene su personalidad: la Diente de León, ligera y balanceada, o la Andrómeda, intensa y con carácter. El ambiente es relajado, con mesas al aire libre y vista a las montañas, ideal para cerrar el día entre risas, música y el aroma a malta recién tostada.
Casa Rodavento
Y si lo tuyo es el ambiente elegante sin rigidez, Casa Rodavento combina el encanto del viejo Valle con una coctelería contemporánea. Su terraza tiene una de las mejores vistas del pueblo, perfecta para una copa de vino al atardecer o un gin con romero que huele a bosque.
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Coordinadora de Chic Magazine digital. Egresada de la Licenciatura en Comunicación de la FES Acatlán. Vivo de cine, los libros, videojuegos y la buena comida.
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