La industria de la moda avanza hacia un 2026 que promete ser más consciente, humano y emocional. Para entender hacia dónde se mueven las macro tendencias, conversamos con Adriana Pérez Solís, diseñadora de Liân Portugâl, firma mexicana que ha puesto la sastrería inclusiva y la moda con propósito en el centro de su visión creativa.
Desde los colores que dominarán las pasarelas hasta el nuevo rol del activismo en la moda, la especialista describe un panorama claro, y es que el lujo del futuro será aquello que hable de ética, alma y sensibilidad.
Macro-tendencias que marcarán el 2026
Para Adriana Pérez Solís, el próximo año estará definido por un retorno a lo esencial.
“Volveremos a lo básico, prendas que apoyen la sostenibilidad y conciencia ética, prendas pre-love así como mucho rescate de siluetas y materiales menos agresivos con el medio ambiente”, afirma.
La diseñadora explica que la industria se acerca a un punto crítico respecto a la sobreproducción, lo que lleva al consumidor a replantear sus hábitos:
“Estamos llegando al punto de no retorno con la sobreproducción de objetos y prendas”.
Colores y materiales que dominarán el 2026
Las señales están claras, pues es muy claro que todo apunta a que sto es lo que veremos en los próximos meses:
“Serán los azules los que predominen las pasarelas, celestes, azules más intensos, así como los colores pasteles”, explica.
La gama continuará abrazando lo etéreo, con pasteles que evocan suavidad, mientras que los colores neutros seguirán vigentes “dándonos esta sensación de lujo”.
No obstante, 2026 no estará peleado con la expresividad:
“Habrá espacio para los colores más encendidos y dramáticos”.
¿La moda en 2026 será más atemporal o arriesgada?
La respuesta no está en lo clásico ni en lo disruptivo, sino en la ética, por lo que las tendencias que se verán en la moda para el próximo año, son más orientadas a la manera en la que se ayuda, y no precisamente a la forma en la que se cree.
“El consumidor estará buscando prendas responsables”, asegura la diseñadora. Más que una tendencia estética, será una decisión de vida.
Pérez Solís subraya el papel protagónico de la sastrería en este nuevo ciclo.
“Lo clásico y la elegancia nunca pasa de moda… siempre recurriremos a nuestro archivo seguro, que es la sastrería”.
En un mundo saturado de novedades efímeras, la sastrería se convierte en un ancla cultural y emocional.
Las tendencias de 2026 se articulan alrededor de una idea común, que es volver a lo esencial sin renunciar a la expresión personal.
Desde los azules predominantes hasta la sastrería reinterpretada, la moda caminará hacia un equilibrio entre ética y estética.
Elegancia inclusiva para 2026
Para la diseñadora, el concepto de elegancia ha evolucionado junto con la sociedad.
“El mundo ya es inclusivo, las etiquetas y estereotipos ya no están de moda”, señala.
Bajo esta filosofía, la sastrería inclusiva avanza como una de las grandes apuestas del próximo año, impulsando piezas que no se rigen por el género, sino por el gusto.
“Las marcas han empezado a apostar por alejarse de la producción masiva… una moda hecha con alma artesana donde lo humano vuelve a ser el lujo”, comenta.
Esta transición no solo redefine la relación entre diseñador y consumidor, sino entre moda e identidad.
Moda para todos los cuerpos
La elegancia inclusiva será un pilar en 2026. Adriana lo explica con claridad:
“Invitará a diseñar para todos los cuerpos; con cortes adaptables y tallas ajustables”.
La moda, antes limitante, ahora abraza la diversidad corporal y emocional.
El fin del fast fashion en 2026
Aunque la moda está más disponible que nunca, la diseñadora advierte un cambio decisivo.
“El fast fashion aunque nos complace por un segundo no es duradero, ni amable con el medio ambiente”.
Las nuevas generaciones están aprendiendo a consumir con mayor conciencia.
“La respuesta está en las marcas de autor, artesanales y con propuesta innovadora, muchas de ellas nacionales.”
Son proyectos que entienden la moda como un acto humano antes que comercial.
La elegancia inclusiva se consolida como la verdadera revolución del 2026; es decir una moda emocional, humana y libre que abandona etiquetas para abrazar la diversidad.
Moda con propósito
La dimensión social se vuelve inevitable en la moda contemporánea, y así lo demuestra la propuesta de Liân Portugâl.
La marca impulsa un proyecto para apoyar a niñas y mujeres con alopecia areata.
Para Adriana, esto no es marketing:
“La importancia de que las marcas tengan una causa social… debe ser una filosofía para generar conciencia y lograr un cambio verdadero”.
Las tendencias, explica la diseñadora, son un reflejo de una evolución colectiva. Su primera colección, Santimo, busca aportar a esta conversación:
“Queremos ser parte de esta evolución… rehacer el discurso de que la sastrería tiene género”.
La representación es esencial para la marca.
“La variedad de artistas, activistas y personalidades… radica en la sororidad que representa su lucha”.
No se trata del físico, sino del mensaje y la comunidad que se construye.
“Si la marca además de tener una técnica impecable se alinea a la filosofía del consumidor, será más valorada”, afirma.
El lujo del futuro no solo se mide en tiempo y dinero, sino en respeto y significado.
¿Cómo será la moda en 2026?
El 2026 exige marcas que se comprometan no solo con la estética, sino con causas reales. La moda se convierte en identidad, acompañamiento emocional y plataforma de activismo.
“Moda, bienestar emocional y activismo son esta triada que al integrarse cambia el panorama individual y colectivo”, concluye.
Un equilibrio necesario para un futuro congruente.
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