El arte trasciende por sí sólo cada vez que alguien crea una pieza. En el caso de Jennika Kane, ella comprende profundamente ese trasfondo.
Y es que su proceso creativo nace desde la introspección, convirtiendo sensaciones, memorias y momentos personales en formas y texturas que dan vida a un lenguaje visual auténtico y propio.
Jennika, quisiéramos comenzar hablando de tu relación con el arte. A lo largo de los años, ¿qué es lo que te mantiene conectada a él? ¿Hay algo en este proceso que te haga sentir más viva?
La curiosidad y la pasión son el motor detrás de todo; la curiosidad abre la puerta a explorar nuevos caminos, en pro del crecimiento en uno mismo; en la pasión encuentro la fuente de disciplina que va forjando el camino.
Me parece tan enriquecedor tener una idea y explorar medios nuevos para lograrlo.
Cuando comienzas una pieza, ¿cómo llegan a ti las ideas? ¿Visualizas primero la imagen o dejas que la obra te vaya guiando conforme avanzas?
Todo es un baile de equilibrio. La claridad de lo que quiero es mi compás, junto con la flexibilidad y aceptación de las tangentes que se desenvuelven en el proceso, es la magia para materializar cada pieza.
Y en este caso, ¿qué emoción te resulta más difícil transformar en una pieza artística?
Más que emoción, es el tiempo. Hay tanto de por medio, desde la idea a la ejecución, que el estudiar técnicas y procesos para llegar a ello no es ipso facto.
El mundo ahora fomenta lo inmediato y masivo, lo cual crea una incongruencia con mi línea de tiempo de vivir, transformar, crecer y crear.
¿Qué sucede detrás de una creación? Especialmente en esos momentos en los que no sabes exactamente qué quieres expresar, pero aun así sientes la necesidad de hacerlo.
Cuando el foco no está claro en el arte final, vivir con curiosidad me lleva a ello. No todo trata del objeto final; desde mi punto de vista, vivir en tu autenticidad es parte de la evolución artística. Mientras sea fiel a mí, confío en que llegaré a ello.
Hace algunos meses nos compartiste que estabas preparando una nueva exposición. ¿Podrías contarnos de qué trata este proyecto?
Estoy en una nueva etapa en mi camino creativo. Estos últimos años, CDMX me ha inspirado a trabajar con medios nuevos que han formado una gran parte de mi estudio.
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La escultura con cerámica, vidrio, metales y concreto es lo que estoy ahora trabajando y pronto estaría compartiendo.
¿Hacia dónde te gustaría que esta colección te lleve, tanto artística como emocionalmente?
Todo lo que hago viene de un lugar profundo en mí. Me gusta pensar que las piezas son espejo de lo que cada quien ve y conecta con ellos mismos.
Vivir y sentir es lo que nos lleva cada vez más cerca a nuestra individualidad; si puedo lograr un sentimiento a quien ve la obra, sé que el mensaje fue recibido.
¿Hay alguna serie, fotografía o pieza que te haya costado especialmente, pero que tenga un significado profundo para ti?
Mi estudio en CDMX. Este proyecto arquitectónico de crear mi entorno y desarrollar los talleres de los medios que me apasionan se convirtió en la raíz y tronco de todas mis prácticas. La metamorfosis, que sucede en lo que nadie ve, es el arte personal.
Dentro de tu proceso creativo, ¿qué es lo que más disfrutas o lo que más te impulsa a seguir creando?
Estudiar. Ampliar conocimientos sólo suma hilos para trenzar nuevas ideas.
De todas tus obras, ¿hay alguna que consideres tu favorita o que represente un antes y un después en tu camino artístico? ¿Por qué?
Considero que estamos siempre en constante crecimiento si lo permitimos. Cada transformación y redescubrimiento me lleva a atesorar cada obra que sale de ello como parte de mi evolución.
Y, en un tema personal, ¿Qué actividad, completamente ajena al arte, te ayuda a reconectar con tu esencia?
Creo que definitivamente será la acro. La fuerza y flexibilidad que trabaja el cuerpo también generan un efecto interno, me permite centrarme, equilibrarme y reconectar conmigo.
Si tuvieras que describir cómo se ve tu mundo interno cuando nadie lo observa, ¿cómo lo definirías?
Sin misterio, no hay belleza.
¿Hay algo de ti que aún no has logrado expresar en tu obra, pero te gustaría explorar pronto?
Mucho por descubrir; todo llega a su tiempo.
Ya para finalizar, ¿qué lugar del mundo consideras ideal para apreciar arte? ¿Cuál te inspira más y por qué?
Algo que tengo muy presente y me inspira mucho es la carpintería japonesa. La precisión en la complejidad, la delicadeza en el conocimiento de ello para lograr estructuras sólidas sin clavos es bellísimo.
En mis prácticas de cerámica estoy trabajando con la técnica japonesa Nerikomi: el marmoleado de barros de distintos colores para crear patrones únicos.
“Para mí, el arte es el puente entre el mundo interior al mundo exterior y se sostiene con la pasión, curiosidad y la lealtad a uno mismo”.
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