Memoria, el tercer libro de Mara Sepúlveda, se presenta como una obra cargada de significado y emoción, al mostrar una versión de su padre ante estos grandes tomos.
Mara, para comenzar, ¿qué tan fácil o natural es para ti escribir libros y cómo logras profundizar en cada uno de ellos?
Creo que, al leerme, inevitablemente me encontrarán. Es casi imposible que en la obra de un artista no se refleje su propia esencia. Es tan fascinante para mí, que a través de otras voces o personajes que admiro, logro descubrirme a mayor profundidad. El escribir es un lujo y una naturaleza, el narrar o contar historias que se entrelazan con la mía.
Cuando concluyes un libro, ¿comienzas con una intención clara o el rumbo se define conforme avanza la escritura?
En realidad, suceden ambas cosas. Comienzo con una intención muy definida y conforme voy escribiendo, mis pensamientos van cobrando su propia intención, hasta terminar sorprendida con el final.
¿Qué ha convertido a la escritura en una pasión tan constante y significativa para ti?
Vivo para la escritura, casi como una madre cuida de sus hijos. Así de fuerte es mi vocación por las letras. En mi infancia, pasé por tres operaciones de corazón abierto y casi sólo podía pintar y escuchar cuando mis padres me leían cuentos.
Desde muy pequeña, me refugié en historias fantásticas para apaciguar el dolor físico por el que pasaba; ahora no puedo dejar de narrar y plasmar en creación poética lo que pienso y siento. Además, tengo el sentido del oído muy desarrollado y una gran pasión por la psicología que, en un futuro no muy lejano, quisiera concluir con mis estudios.
Con esto, estoy segura de que mis personajes se volverán fascinantemente humanos.
Hablemos un poco sobre este nuevo libro. ¿Qué concepto o mensaje principal se puede descubrir al sumergirse en las páginas de Memoria?
Primero, quiero que el espectador conozca los últimos consejos que papá dejó para vivir en plenitud, a partir de esto, creo firmemente que la realización personal radica en el proyecto que cada uno elige para darle sentido a su vida.
La vida siempre vale la pena, especialmente cuando se vive en servicio a los demás. Yo lo intento hacer por medio de mis libros, dejarles a mis lectores belleza y esperanza. Como mencioné antes, Memoria está dedicado a mi amado padre.
Y quise hacer un guiño al título jugando con su alias, ‘Memo’, y su espíritu alegre que siempre "se reía" y disfrutaba la vida. Me dije: ‘¿Por qué no jugamos?’, entonces uní
Memo-ria. Aquí es donde se podrán dar cuenta que todo lo que plasmo es creativo y que no se apega a la realidad como tal, sin embargo, cuando lees sus páginas encuentras que la construcción de la historia tampoco es falsa.
Por último. ¿Cómo crees que este libro refleja quién eres como persona y como escritora?
Es un claro reflejo al amor incondicional que le tengo a mi padre y de la profunda gratitud que tengo hacia él, por haberme dejado su filosofía de vida, una que seguiré practicando siempre.
Papá fue fundamental en mi desarrollo, no sólo como hija, sino también como filósofa, alentándome a cuestionar la existencia humana, el dolor, las pasiones y la inmensa felicidad que experimento al estar rodeada de amor, especialmente por mis amigos.
Gracias a él, veo el mundo ¡Mara-Villoso! Como escritora, me deja mucho aprendizaje. Es mi tercer ‘hijo’ literario, y ya estoy planeando el cuarto, Curare, que estará relacionado con la medicina y salud mental. ¡No puedo esperar a volver a mi pluma y redescubrirme!
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