Netflix ha tenido importantes estrenos tan solo en el mes de octubre; desde “El elixir de la inmortalidad” y próximamente “Frankenstein”, como la película de la que todos están hablando en redes sociales: “Una Casa de Dinamita”.
Y es que, esta cinta de Kathryn Bigelow combina tensión política, dilemas morales y un reloj que corre contra el fin del mundo. Sin embargo, el final del filme dejó una gran incógnita: ¿qué pasó con los misiles? Sigue leyendo y entérate de todos los detalles.
¿De qué trata “Una Casa de Dinamita”?
La película “Una Casa de Dinamita” nos sitúa en un mundo al borde de una crisis nuclear repentina. Todo comienza cuando un misil sin identificar se lanza contra Estados Unidos, y el tiempo se convierte en el enemigo principal: solo hay 18 minutos para determinar quién es responsable y cómo responder.
A medida que los minutos avanzan, la tensión crece en la sala de guerra, donde el presidente (interpretado por Idris Elba) y su equipo intentan descifrar el origen del ataque con información incompleta. Rebecca Ferguson, Jared Harris, Anthony Ramos y Greta Lee dan vida a los funcionarios que intentan contener lo imposible.
Bigelow describe la historia como “una mirada a la confusión y el caos detrás de las decisiones más críticas del mundo moderno”. Más que una película de acción, “Una casa de dinamita” funciona como una reflexión sobre lo frágil que puede ser la estabilidad global y lo fácil que es perder el control en cuestión de segundos.
¿Qué pasó al final de “Una Casa de Dinamita”?
El final de “Una casa de dinamita” es tan inquietante como brillante. Dividida en tres capítulos, la cinta culmina con el presidente enfrentando una decisión imposible: permitir que el misil impacte en Chicago para evitar una guerra nuclear… o responder con represalias que podrían acabar con la humanidad.
En los últimos minutos, los empleados del gobierno corren hacia un refugio subterráneo en Pensilvania, mientras el Mayor Daniel González (Anthony Ramos) se prepara en Alaska para una posible respuesta militar. Todo ocurre en medio de una desesperación silenciosa, donde el miedo pesa más que las órdenes.
Sin embargo, la película corta justo antes de que sepamos qué decide el presidente. No hay respuesta, no hay cierre, solo la respiración contenida del público. Bigelow explicó que ese vacío es intencional: “Vivimos en una casa llena de dinamita. Quiero que el espectador se pregunte: ¿y ahora qué?”.
¿Quién lanzó los misiles en “Una casa de dinamita” e impactaron en Chicago?
El misterio central nunca se resuelve. El misil, lanzado desde algún punto del océano Pacífico, no tiene autoría confirmada. Ni el presidente ni el Consejo de Seguridad logran identificar qué país, o grupo, está detrás del ataque.
Para el guionista Noah Oppenheim, esa incertidumbre es la esencia del filme: “Si señalamos a un villano, damos una salida fácil. Pero el mundo real no funciona así”.
El final mantiene esa ambigüedad hasta el último segundo. No se sabe si el misil impacta en Chicago ni si el presidente ordena el contraataque. En la escena final, él sostiene el código de lanzamiento dentro del helicóptero Marine One. Escucha al operador pedir confirmación, pero su respuesta nunca llega.
Esa pausa infinita resume el mensaje de Bigelow: el verdadero estallido no es el nuclear, sino el moral. Porque mientras el reloj corre y la humanidad espera, la pregunta que resuena no es quién lanzó el misil, sino cuánto falta para que alguien lo haga de verdad.
¿Ya la viste?
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Coordinadora de Chic Magazine digital. Egresada de la Licenciatura en Comunicación de la FES Acatlán. Vivo de cine, los libros, videojuegos y la buena comida.
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