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SOCIEDAD TAMAULIPAS

Reinas del ruedo

Para Alexia y Valeria Guillemet, montar a caballo es mucho más que un deporte; es un acto de amor hacia México

Alexia estudia Periodismo en San Antonio y Valeria, estudia en Austin una doble carrera en Psicología y Sociología. (José Chang)
Alexia estudia Periodismo en San Antonio y Valeria, estudia en Austin una doble carrera en Psicología y Sociología. (José Chang)
Alicia Pacheco

Nacidas en Galicia, al norte de España, Alexia y Valeria Guillemet Monteiro llegaron a México con el corazón abierto a nuevas experiencias y una disposición especial para abrazar una cultura distinta a la suya.

Para ellas, montar no es solo un deporte, sino una forma de mantener viva una tradición que ha marcado su historia e identidad.


Hoy, con 21 y 18 años respectivamente, se consideran mexicanas de alma y escaramuzas de corazón, inmersas en una tradición que para ellas significa mucho más que un deporte.

“Para nosotras, la cultura mexicana se trató más de la conexión hacia otra gente. Nos pareció que la gente mexicana era muy cálida. No teníamos ese trato de saludar a todo el mundo cuando no lo conocíamos, ni nos referíamos como tía o tío a los padres de los amigos que hacíamos. Eso no era normal para nosotras y cuando lo empezamos a usar, la verdad vimos cómo se creaba una conexión de amabilidad, cariño y respeto. Nosotras ya nos consideramos mexicanas, porque quisimos adoptar completamente la cultura, desde comer tacos en la mañana hasta decirles tía a amigas de mi mamá. Nos gusta mucho lo unida que puede ser la cultura mexicana y por eso quisimos ser parte de ello”, comparten.

Alexia y Valeria Guillemet viven la escaramuza como una forma de honrar a México. (José Chang)
Alexia y Valeria Guillemet viven la escaramuza como una forma de honrar a México. (José Chang)

Así comenzó la pasión por montar de Alexia y Valeria Guillemet

La escaramuza, un deporte tradicional mexicano que combina destreza ecuestre, sincronización y elegancia, se convirtió en su gran pasión y en el vínculo que las hizo sentir parte plena de México.

“La verdad es que desde que nos metimos en este deporte cada vez más nos identificábamos como mexicanas. Cada vez más sentíamos el orgullo de participar en algo así y representar a Tampico o Tamaulipas en los estatales y nacionales”, destacan.

El amor por la equitación no fue un plan premeditado, sino una consecuencia natural de su contacto con los caballos.

“Realmente no hubo una decisión consciente para entrar a escaramuza o no. Cuando empezamos a montar a caballo directamente, nos encontrábamos envueltas en el mundo de escaramuza. Por el amor que tuvimos hacia el ambiente, maestros y el resto de niñas que participaban en el deporte decidimos hacerlo oficial”, explicaron.

Alexia Guillemet. (José Chang)
Alexia Guillemet. (José Chang)

Su relación con los caballos inició desde niñas en España:

“La primera vez que montamos un caballo fue en España haciendo senderismo con nuestros abuelos, desde ahí nos quedamos enamoradas cada vez que veíamos un caballo queríamos estar constantemente con él. La conexión que puedes llegar a tener con un animal tan grande es única. Y te da tanta calma el estar en presencia de ellos que en el momento en que tuvimos la oportunidad de montar constantemente y tener nuestros propios caballos en México, no la dejamos ir”.

El amor por este mundo se fue expandiendo en la familia, impulsado por Valeria, quien fue la primera en expresar el deseo de montar. “Orgullosamente, Valeria se lleva el crédito de eso”. 

Esperando que Alexia saliera de sus actividades extracurriculares de la primaria, Valeria vio que se podía montar a caballo en la herradura. Inmediatamente, se sintió emocionada y le pidió a su mamá que la dejara intentarlo.

“Desde la primera vez que nos subieron a un caballo supimos que no nos queríamos bajar nunca más. Después de eso le siguió nuestra mamá y también se enamoró del deporte, los animales y toda la tradición que conlleva”.

La verdadera pasión de Alexia y Valeria en cada competencia es montar

Sus días de entrenamiento son rigurosos y metódicos, dedicados a perfeccionar cada movimiento con sus caballos.

“Nuestros días de entrenamiento suelen ser bastante rutinarios. Empezamos con unos ejercicios de calentamiento para los caballos y después nos enfocamos en practicar la rutina unas cuantas veces. Al final de la clase siempre solemos enfocarnos en uno o dos ejercicios en los que tengamos algún error más específico”.

La preparación para la competencia es constante, con mayor intensidad durante los cuatro meses previos, y con dos o tres sesiones de entrenamiento por semana.

“El vestuario y los torneos tienen su encanto y magia, aunque llegan a ser estresantes por la competencia y lo que está en juego. Sin embargo, el montar creo que para nosotras es la parte que más disfrutamos porque se vuelve una necesidad nuestra el tener que montar, el tener que estar con nuestros caballos. Para nosotras no es solo un deporte, es nuestra terapia y es una parte muy importante de nuestra vida. Por casi 14 años el montar fue una parte esencial de nosotras y seguirá siendo”.

Alexia y Valeria Guillemet representan la fuerza femenina y la tradición en la escaramuza mexicana. (José Chang)
Alexia y Valeria Guillemet representan la fuerza femenina y la tradición en la escaramuza mexicana. (José Chang)

Qué simbolizan Muñeca y Nike para las hermanas Guillemet

Sus caballos, Muñeca y Nike, tienen personalidades tan únicas como sus jinetes. Alexia describe a Muñeca como:

“Muy floja la verdad, siempre busca la manera de evitar el seguir la rutina, sin embargo es una yegua muy noble y leal. Para mí es mi bebé, mi mejor amiga y mi vida, la amo como mi familia. La conexión que tengo con ella es muy profunda, me ha sacado de lugares y sentimientos muy oscuros en mi mente y ha sido mi compañía en situaciones difíciles que he tenido. Es una presencia que me da calma y felicidad constantemente”.

Por su parte, Nike, el caballo de Valeria, se distingue por sus manchas que forman una flecha similar al logo de la marca que lleva su nombre.

“Nike es noble, amoroso y con una personalidad fuerte. Si le preguntas a cualquier otra persona, Nike es un chiflado. Tal vez es el amor que Valeria le tiene, pero ante sus ojos realmente es un amor de caballo que simplemente no guarda sus opiniones”.

Valeria Guillemet (José Chang)
Valeria Guillemet (José Chang)

La conexión con estos animales va más allá de lo deportivo. 

“Siento que algo muy difícil de explicar a la gente es la conexión a la que se llega cuando tienes un caballo. No es solo el hecho de que lo utilizas para un deporte, sino el hecho de que se vuelven tu familia, lo cuidas, lo proteges, y llega al punto donde te importa más su bienestar que lograr ninguna tarea”, afirmaron.

Esta relación especial se manifiesta en pequeños y grandes momentos, desde las risas al bañarlos, hasta paseos al atardecer junto a la laguna.

El cuidado de sus caballos es una prioridad absoluta.

“Nosotros nos tomamos muy en serio el hecho de que nuestros caballos estén bien físicamente y emocionalmente. Eso va desde pequeños detalles como un premio, después de cada práctica, hasta visitas del veterinario, con vacunas, exámenes y muchas medidas rutinarias para asegurarnos de su bienestar. Son parte de nuestra familia y si algo les pasa se nos cae el mundo, si les vemos algo que no nos gusta usamos todos los recursos posibles, movemos mar y tierra”.

Sus caballos, Muñeca y Nike, tienen personalidades tan únicas como sus jinetes. (José Chang)
Sus caballos, Muñeca y Nike, tienen personalidades tan únicas como sus jinetes. (José Chang)

Qué experimentan Alexia y Valeria al competir en escaramuza

“La verdad es un ambiente increíble porque todos los vestuarios coloridos, los caballos perfectamente peinados, la banda o el mariachi constantemente sonando, los bailes y ya después en sí la competencia son otro mundo. Lleva muchos nervios y la verdad es levantarse a las cinco de la mañana para ir con tu caballo y hacer que esté todo listo para la tarde y hacer el reconocimiento del lienzo. Son dos días o tres días extremadamente largos, llenos de miles de emociones desde estrés, nervios hasta felicidad y risa”.

Los nacionales a los que han asistido incluyen Nayarit, San Luis Potosí y Querétaro.

Uno de los momentos más emocionantes para ellas es el éxito tras una larga preparación:

“El momento más emocionante de la escaramuza es cuando estás presentando en la competencia y sales un ejercicio el cual trabajaste todo el año para que te saliera bien y te sale bien. Es un sentimiento de orgullo y relajación de que 'al fin lo logré, al fin salió'. Desde ahí y con ese sentimiento te diviertes tanto, con la gente aplaudiendo y reaccionando a lo que les estás mostrando. Y después de la presentación que una niña chiquita se te acerque y quiera una foto contigo y quiera tocar tu caballo, te da ternura porque estás muy orgullosa de lo que representas”.

Como en todo camino, los retos han estado presentes. En una competencia reciente, Valeria tuvo que ser internada por rotavirus horas antes de salir al ruedo.

“Después de salir de ahí, compitió y dimos nuestra mejor presentación. El hecho de haber logrado competir fue más que suficiente”.

"El momento más emocionante de la escaramuza es cuando estás presentando en la competencia". (José Chang)
"El momento más emocionante de la escaramuza es cuando estás presentando en la competencia". (José Chang)

Esta disciplina también les enseñó a ser persistentes:

“Nuestro carácter se volvió más fuerte. El que no te salga algo por meses y trabajar hasta que estés empapada de sudor y no puedas más hasta conseguirlo. Este deporte nos enseñó la persistencia. Pero también nos enseñó el cariño y el apreciar lo que tenemos y la bendición que es tener una conexión tan pura con un animal”.

Se basa en tradición, honor y respeto: Hermanas Guillemet

Para ellas, el traje de escaramuza y salir al ruedo representan mucho más que una vestimenta o un momento de exhibición. 

“Creo que el momento en el que nos ponemos el traje completo es muy significativo. No solo significa el momento en el que podemos dar fruto de nuestro año de trabajo, sino también que somos la representación de un deporte que se basa en tradición, honor y respeto. Por otro lado, salir al ruedo es una experiencia un poco difícil de explicar. Al momento en el que te subes al caballo, el caballo inmediatamente nota tus nervios. Acercándote al área donde vas a competir, es imposible no sentir ese sentimiento de adrenalina. La participación a veces se puede sentir fugaz, como si ni siquiera estuviera segura de qué pasó realmente. Pero el sentimiento después de, vale la pena”.

El valor de ser parte de la escaramuza para Alexia y Valeria

“Se siente como formar parte de una familia en la que todas tienen la misma meta. Se siente como trabajar juntas para lograr algo y tener un apoyo constante. Sin embargo, describir cómo se siente montar es imposible, al menos para nosotras. Es un sentimiento de libertad, conexión y pasión. Arriba de un caballo, especialmente uno con el que ya conectaste, sientes un tipo de libertad que no hemos podido encontrar en ningún otro lado”.

La distancia no las aleja de su amor por la equitación 

Aunque sus caminos académicos han hecho que se alejen un poco de las competencias, su pasión por la escaramuza permanece intacta.

“Teníamos muchos sueños, como ganar campeonatos y conseguir todo tipo de equipo para los caballos. Sin embargo, tuvimos que pensar en nuestra vida académica y ahora que vivimos lejos tuvimos tomamos la decisión de dejar el deporte. Pese a ello, montamos constantemente, porque es una parte de nuestras vidas que no queremos dejar, jamás dejaremos de montar”, finalizaron.

Alexia y Valeria son prueba viva de cómo la tradición mexicana puede cruzar fronteras y convertirse en una parte esencial de la identidad, impulsadas por la pasión, la disciplina y un amor profundo por sus caballos y la cultura que ahora llaman su hogar.

Conoce más sobre su historia fuera del ruedo

Actualmente, Alexia y Valeria están enfocadas en su formación universitaria. Alexia estudia Periodismo en San Antonio, donde también cursa un certificado en estudios legales, con miras a ingresar a la escuela de Derecho en Texas.

Valeria, por su parte, estudia en Austin una doble carrera en Psicología y Sociología, con especialización en estudios forenses.

Aunque sus estudios las han llevado a hacer una pausa en la escaramuza, no descartan volver en algún momento para una participación especial. Por ahora, su prioridad está puesta en su formación académica, sin perder de vista la pasión que las ha formado dentro y fuera del lienzo.

Las hermanas Guillemet son prueba viva de cómo la tradición mexicana puede cruzar fronteras. (José Chang)
Las hermanas Guillemet son prueba viva de cómo la tradición mexicana puede cruzar fronteras. (José Chang)

Los sabores mexicanos que más disfrutan Alexia y Valeria

Ambas han adoptado tradiciones mexicanas, como el Día de Muertos, que consideran parte fundamental de su vida cultural. 

“Aunque no somos una familia que suele poner altar, siempre hemos visto el valor en festejar ese día. Además de que las comidas típicas como el pan de muerto nunca faltan en nuestra casa”.

En cuanto a la gastronomía, Alexia es fan de los tacos de trompo y el ceviche, mientras que Valeria prefiere el mole, “creo que no hay mejor platillo mexicano que ese”.

Celebración sin fronteras

Las hermanas Guillemet conmemoran la Independencia de México con una celebración en familia que mantiene viva esta importante fecha.

Aunque ya no residen en el país, han encontrado un espacio donde la tradición sigue vigente.

Durante el mes de septiembre, han participado en desfiles y charreadas, donde destacan que el mariachi juega una pieza clave en esta fiesta. Estas experiencias les han permitido preservar y compartir su cultura en un entorno diferente al que las vio crecer.


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