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Independencia económica femenina en LATAM: el auge que está transformando vidas y economías

El desarrollo de habilidades, el apoyo institucional y las herramientas digitales están permitiendo a más mujeres transformar sus vidas y sus comunidades.

Avanza la independencia financiera femenina.
Avanza la independencia financiera femenina.
Redacción Chic Magazine

En los últimos años, la región ha vivido un notable despertar en torno a la independencia económica femenina, impulsado por un cambio cultural, el acceso creciente a la educación financiera y la consolidación de nuevos actores en el mercado. El desarrollo de habilidades, el apoyo institucional y las herramientas digitales están permitiendo a más mujeres transformar sus vidas y sus comunidades. Hoy por hoy, el rol de las plataformas de inversión como HFM se ha vuelto fundamental: respaldadas por una sólida regulación global, ofrecen recursos, formación y oportunidades de inversión que empoderan a quienes buscan crecer y diversificar sus ingresos en los mercados internacionales.

¿Cómo avanza la inclusión financiera de las mujeres en América Latina?

De acuerdo con un estudio reciente de Credicorp, el porcentaje de mujeres en el nivel más avanzado de inclusión financiera creció de un 11 % en 2021 a 24 % en 2024, mientras que aquellas en el nivel más bajo pasaron del 56 % al 36 % en ese mismo periodo. Estos datos reflejan no solo mayor acceso a productos bancarios y digitales, sino también transformación en el uso activo de servicios financieros y en la valoración positiva del sistema por parte de ellas. El uso de billeteras móviles, por ejemplo, se ha vuelto clave; aunque aún existe una pequeña brecha (38 % en hombres vs. 34 % en mujeres), en países como Argentina y Colombia esa diferencia es prácticamente nula, lo que apunta a avances concretos en equidad financiera.

La educación y la formación formal han sido pilares esenciales de este cambio. Iniciativas como Laboratoria han capacitado a más de 3 500 mujeres en roles de desarrollo web y diseño UX, logrando una tasa de inserción laboral del 79 %. Además, organizaciones como Pro Mujer han distribuido más de 4 000 millones de dólares en microcréditos y ofrecido apoyo educativo integral y atención en salud a millones de mujeres. Estas acciones no solo facilitan acceso a recursos económicos, sino que también refuerzan la confianza y las redes comunitarias para impulsar emprendimientos sostenibles.

Emprendimiento femenino en América Latina

El emprendimiento femenino también ha registrado hitos significativos. Según datos del GEM, solo el 21,2 % de las nuevas empresas en América Latina y el Caribe son lideradas por mujeres, y representamos apenas el 27 % del total de emprendedores en la región. Aun así, esos números muestran un creciente interés: más del 50 % de las mujeres activas en el mercado laboral en economías en desarrollo consideran el emprendimiento como camino hacia el empoderamiento económico. Sin embargo, persisten barreras notables, especialmente en el acceso a financiamiento: el 62 % de las emprendedoras no cuentan con crédito formal, y muchas recurren a fuentes informales, costosas y inestables.

Para cubrir este vacío, programas como We‑Fi, una alianza del Banco Mundial, han destinado el 14 % de su inversión a América Latina, enfocándose en apoyar pequeñas y medianas empresas lideradas por mujeres. Asimismo, entidades como BBVA Microfinance Foundation se han comprometido a capacitar a más de 4,5 millones de emprendedores de bajos ingresos, con un enfoque prioritario en mujeres, para 2025. Todo esto se complementa con formación digital accesible que busca cerrar la brecha tecnológica y facilitar emprendimientos exitosos.

Historias reales de independencia económica femenina

En el ámbito político, la elección de mujeres en puestos clave también ha tenido eco significativo: en Paraguay, Lea Giménez se convirtió en la primera ministra de Hacienda, y en México se vislumbra la posibilidad de una presidenta que promueva derechos laborales y equidad. Los países andinos, como Ecuador, han implementado la Ley de Economía Violeta que promueve el empleo femenino, mientras que startups como Nubank, bajo el liderazgo de Cristina Junqueira, impulsan la inclusión financiera digital, alcanzando más de 53 millones de clientes y reforzando la presencia femenina en fintech.

Por otro lado, surgen iniciativas locales inspiradoras: en Bolivia, servicios de transporte operados por mujeres brindan seguridad a mujeres y niños, combinando emprendimiento social con autonomía económica. En otros lugares, las mujeres han comenzado a optar por no ser madres para priorizar sus carreras, lo que refleja un cambio profundo en las estructuras tradicionales y una búsqueda del control sobre su propio destino.

No obstante, los desafíos persisten. En la mayoría de países, menos de la mitad de las mujeres posee una cuenta bancaria, y las brechas en préstamos y ahorros rondan el 15‑20 %. Las mujeres también enfrentan desigualdad salarial—en Ecuador, por ejemplo, ganan un 18,8 % menos que los hombres—y, en muchos casos, deben equilibrar el cuidado y el trabajo, lo que demora su ascenso profesional.

Frente a este panorama, la combinación de educación, herramientas y oportunidades financieras se convierte en motor de cambio. Plataformas reguladas como HFM permiten a mujeres diversificar inversiones, aprender sobre mercados globales y construir patrimonio desde casa, en condiciones seguras y confiables. La oferta de webinars, análisis de tendencias y acceso a diversas clases de activos contribuye a que más mujeres se involucren activamente, superando obstáculos y tomando decisiones de inversión informadas.

El ecosistema en América Latina está empezando a consolidarse: universidades, organizaciones civiles, agencias gubernamentales y empresas privadas colaboran para derribar barreras, brindar formación funcional y conectar a las mujeres con redes de apoyo económico. Las historias de quienes abren un micro negocio, consiguen su primer financiamiento digital, lideran innovaciones tecnológicas o acceden a nuevos puestos en instituciones públicas sirven de motores inspiradores y aceleradores de este proceso.

Al final, la independencia financiera que muchas mujeres están conquistando no es un logro aislado, sino el resultado de políticas, formación, herramientas digitales seguras y una voluntad colectiva por transformar viejos modelos. Con cada curso completado, cuenta abierta y emprendimiento exitoso, se refuerza la idea de que la equidad económica es posible y beneficiosa para toda la sociedad.




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