Luciendo una falda de tul, una tank top rosa y una bolsa statement, Carrie Bradshow, el personaje de Sarah Jessica Parker en la polémica serie ‘Sex & the City’, nos mostró, a finales de los noventa, un vistazo de la tendencia que hoy llamamos Balletcore y que ha tomado por asalto las pasarelas, la calle y las redes sociales.
La cercanía entre la moda y el ballet se remonta a 1830, cuando la bailarina Marie Taglioni se volvió el ideal del ballet romántico.
Desde entonces y hasta 1970, las bailarinas fueron un símbolo de aspiración estética y perfección. Los diseñadores y artistas las convirtieron en una especie de “deber ser” inalcanzable y las revistas, en modelos. Una época que ha quedado retratada en el libro Ballerina: Fashion’s Modern Muse, publicado por The Museum at FIT.
Hoy en día el romance entre la moda y ballet ha vuelto. Muestra de esta sutil relación está en los diseños 2022 de los hombres más importantes en la industria de la moda: Alexander McQueen, Gucci, Comme des Garçons, Giambattista Valli y Saint Laurent, en los que aparecen bodies ajustados, transparencias, amplias faldas, tul en todas sus formas y las infaltables ballerinas .
Es hasta ahora que las piezas inspiradas en el ballet ganan un nombre: Balletcore. Esta simbiosis es vista como un paso lógico entre la ropa de andar por casa y el vestir para volver a las calles, en la vida pospandémica. Se trata de piezas que no solo se identifican con la comodidad, sino que nos llenan de glamour y sensualidad al mismo tiempo.
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