En redes sociales como TikTok se ha vuelto tendencia una práctica de belleza llamada skin icing, que consiste en aplicar hielo directamente sobre la piel o sumergir el rostro en agua helada para reducir la inflamación, cerrar los poros y dar un efecto de firmeza inmediata.
Aunque esta técnica, utilizada por celebridades como Hailey Bieber, Georgina e Irina Shayk, parece tener beneficios estéticos inmediatos, los expertos advierten que no está exenta de riesgos.

El hielo provoca vasoconstricción, es decir, estrecha los vasos sanguíneos, lo que disminuye la inflamación y la rojez. Aunque eso puede parecer ideal para una piel más tersa y sin hinchazón, el uso prolongado o diario puede causar quemaduras, piel extremadamente seca, e incluso romper capilares, según explican dermatólogas como Jessica Garelik y Elizabeth Kiracofe en un artículo publicado en National Geographic.
También puede aumentar el riesgo de acné o infecciones si el hielo no está estéril. Pero esto no significa que debes renunciar el efecto refrescante del hielo o el agua fría pues hay casos en que podrían salvarte de una imperfección pequeña.
¿En qué casos es recomendable usar hielo en el rostro?
Para tratar una espinilla puntual, una quemadura solar leve o hinchazón ocasional bajo los ojos, aplicar un cubo de hielo por unos segundos puede ser útil. Pero los dermatólogos coinciden en que no debe frotarse hielo sobre toda la cara directamente, en especial si tienes piel sensible, seca, con rosácea o eczema.

Alternativas seguras al hielo
Si quieres un efecto similar sin dañar tu piel, puedes usar un rodillo de jade, globos faciales o antifaces de gel fríos, que al mantenerse en el refrigerador ofrecen una temperatura adecuada sin riesgo de congelación. También puedes optar por compresas frías envueltas en una toalla delgada. Por si fuera poco, existen cremas faciales o contornos de ojos con efecto frío que dará una sensación de frescura a tu rostro.
Los tratamientos con bajas temperaturas sí pueden ofrecer beneficios, pero deben hacerse con responsabilidad. En resumen, si lo disfrutas y tu piel lo tolera, adelante, pero si notas enrojecimiento, ardor o resequedad, es momento de cambiar de estrategia. Recuerda consultar a un dermatólogo si tienes dudas o si deseas incorporar frío a tu rutina de manera segura.

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