Cordelia Herrera ha logrado destacar en el mundo de la joyería con Cordeliah, gracias a piezas que, con total libertad creativa, no sólo cumplen expectativas, sino que también cuentan historias personales. Cada joya suya refleja una versión auténtica y única de quienes la portan.
Cordelia, la joyería muchas veces va más allá de lo estético, puede ser una forma de expresión o incluso de contar historias. En tu caso, ¿qué fue lo que te inspiró a crear piezas que hoy forman parte del estilo de vida de tantas personas?
Creo que estamos viviendo y consumiendo muy rápido, se nos olvida lo bonito que pueden ser ciertos procesos, y el tomarnos el tiempo de hacer las cosas con intención y cariño. El poder crear una pieza de gran valor, que adorne a quien lo use, y que además perdure generaciones, es lo que me inspira todos los días.
Al iniciar este proyecto, ¿cómo te planteaste compartirlo con los demás? ¿Qué buscabas transmitir?
Mi círculo cercano me insistía mucho en que emprendiera, pero decidí tomarme un tiempo para aprender y prepararme. Quería estar completamente lista antes de dar el paso. Comencé de manera muy informal, sin local ni branding, y aún así, desde el primer día, logré mi primera venta.
La industria de la joyería fina ha cambiado muchísimo en los últimos años y por eso decidí que mi marca llevara mi nombre. Quería que quedara claro que no es sólo un negocio, soy yo. Detrás de cada pieza, cada decisión y cada interacción, estoy yo sola, trabajando en todas las áreas y dando la cara, tanto con proveedores como con clientes.
“Lo más importante para mí siempre ha sido poder transmitir confianza y transparencia”.
¿Recuerdas el momento en que decidiste incursionar en el mundo de la joyería? ¿Cómo fue ese primer paso?
Todo se dio, gracias a una oportunidad laboral que, en ese momento, pensé que sería algo temporal, pero a los pocos días todo hizo clic. Soy una persona muy emocional y visual, así que me enamoré de inmediato de las piedras, del proceso de ver una pieza cobrar vida y, sobre todo, de la emoción que provocaba en las personas.
Eso me motivó a prepararme profesionalmente: estudié en el GIA de Nueva York y trabajé durante años en distintas joyerías, muchas veces de lunes a domingo, pasando por áreas como ventas, compras, personalización y capacitación. Con el tiempo, mi pasión creció, me fui especializando más y, finalmente, decidí emprender.
Las piedras y los materiales que usas siempre llaman la atención por su color y personalidad. ¿Cómo es tu proceso para elegirlos?
Creo que algo clave en mi proceso ha sido no aferrarme a tener un inventario. Lo he tenido, pero me he dado cuenta que eso nos limita. Cada cabeza es un mundo y cada persona prioriza diferentes características en las gemas que busca.
El no tener un inventario me empuja a realmente encontrar la gema ideal para cada cliente en base a sus gustos y presupuesto; eso es lo que hace que cada pieza sea única y tenga su identidad propia.
Tu marca tiene una estética muy cuidada. ¿Cómo llegaste a definir ese estilo? Desde la personalización, hasta la presentación.
En el proceso de personalización, cuido cada detalle, desde una meticulosa selección de gemas provenientes de distintas partes del mundo, hasta el trabajo cercano con artesanos expertos en Nueva York.
Juntos, llevamos cada diseño, desde la idea, hasta su fabricación, asegurando una calidad impecable y una pieza duradera. En cuanto a la presentación, siempre quise que transmitiera elegancia y limpieza, sin caer en lo inalcanzable. Al final, la joyería es un lujo y debe sentirse como tal, desde el primer momento.
¿Hay algún momento especial que recuerdes en el que una de tus piezas haya tenido un significado más allá del diseño? Ya sea para ti o para quien la recibió.
Cada anillo de compromiso que he creado tiene un valor especial, pero los que he hecho para los ahora esposos de mis amigas han sido especialmente significativos. Más allá de la confianza profesional, hay una conexión personal muy profunda. Acompañarlos en ese momento tan importante es, para mí, un verdadero honor.
Y por último, ¿cuál es el sueño o meta que te gustaría alcanzar con tu trabajo en los próximos años?
Mi sueño sería poco a poco llegar a más personas que compartan conmigo ese amor por las joyas. Acabo de cumplir esta semana dos años con mi proyecto y conservo los mismos clientes desde el día uno, eso me enorgullece y me confirma que estoy haciendo las cosas bien.
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