Hay historias que parecen sacadas del guion de una telenovela clásica, de esas donde la traición aparece disfrazada de cariño. Pero esta no es ficción. Le pasó a Julio Alemán, uno de los actores más reconocidos de la televisión mexicana, quien enfrentó por años una batalla legal que comenzó con algo tan inocente como un autógrafo.
En pleno auge de su carrera, Alemán era una figura querida, respetada y constantemente rodeada de admiradores. Uno de ellos era Arturo Bretón, hijo de un policía y cercano a las actividades de la Asociación Nacional de Actores (ANDA), quien le coseguiría graves problemas, pero ¿por qué?
¿Qué le hizo Arturo Bretón a Julio Alemán?
Su presencia en eventos, marchas y reuniones lo hacía parecer un aliado natural de la causa artística. Julio no sospechó nada cuando Bretón comenzó a acercarse con más frecuencia.
Primero fue la clásica petición de una fotografía autografiada, algo de rutina para cualquier actor de la época.
Luego vino una solicitud más peculiar, pues pidió una canción “para un disco benéfico” que, supuestamente, recaudaría fondos para apoyar a los actores.
Con el tiempo, la relación entre ambos tomó un tono casi amistoso. Conversaban, compartían anécdotas y, desde la perspectiva de Alemán, aquello parecía un vínculo sincero.
Hasta que una noche, cuando estaba ebrio, Bretón le dijo una frase que parecía producto del alcohol, pero que resultó ser una amenaza profundamente calculada.
Alemán recordó que, aquella noche, Bretón le dijo con una sonrisa:
“Te voy a probar que una mentira repetida mil veces se convierte en verdad. Te voy a quitar todo lo que tienes, porque lo que tienes, lo quiero para mí”.
Julio lo tomó como un desvarío, un comentario sin prestarle atención, sin imaginar lo que pasaría.
Los problemas legales de Julio Alemán
Meses después, el protagonista de “Corazón Salvaje” recibió una notificación que lo dejó sorprendido, y es que alguien había firmado, supuestamente en su nombre, la cesión total de sus propiedades a Arturo Bretón.
El actor, desconcertado, buscó a su supuesto amigo, quien admitió sin remordimiento que había tomado su firma del autógrafo que le había regalado.
La batalla legal de Julio Alemán y Arturo Bretón
La historia se convirtió en un proceso legal que se alargó por más de siete años.
A pesar de ser la víctima, Alemán era citado constantemente a declarar, esposado y recluido en celdas como si él fuera el culpable.
Un drama desgastante, humillante y profundamente injusto, pues la habilidad de Bretón para manipular el sistema, posiblemente influida por las conexiones familiares, y mantenía el caso de una forma muy complicada.
Para Alemán, aquel comentario que escuchó años atrás comenzó a tomar un sentido, pues Arturo sabía exactamente lo que estaba haciendo.
La muerte de Bretón puso fin al pleito legal que consumió gran parte de los mejores años de Julio Alemán.
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