Todos conocemos el triángulo amoroso entre el actual Rey Carlos, su esposa, la Reina Camilla y la difunta Princesa Diana. Es por eso que, a estas alturas, hay personas que se preguntan: ¿y no había forma de que esto hubiera podido evitarse?
La realidad es que Carlos estuvo enamorado de Camilla prácticamente desde que la conoció. Pero entonces, ¿por qué nunca se casó con ella? En el mundo de la realeza, las cosas no suelen ser tan sencillas y aquí te contamos la historia completa.
¿Por qué Carlos no se casó con Camilla antes de Diana?
Carlos, entonces Príncipe, conoció a Camilla en 1970 durante en un partido de polo y, dicen los reportes que hubo una conexión instantánea. De hecho, ellos salieron por un tiempo, pero la familia real pensaba que dicha mujer no encajaba en el molde de una futura reina.
En los años 70, la idea de una reina consorte debía alinearse con estándares muy específicos: juventud, discreción, linaje impecable y, sobre todo, una reputación sin antecedentes amorosos.
Camilla, aunque pertenecía a la alta sociedad británica, tenía una vida social activa y un historial de relaciones que la hacían ver “poco adecuada” para la monarquía conservadora de la época.
Y digo, en esos momentos Carlos tampoco pensaba en casarse. De hecho, su futuro naval lo llevó a embarcarse durante meses, y la distancia terminó por enfriar una relación que, sin compromiso claro, quedó vulnerable.
Mientras él estaba fuera, Camilla retomó su relación intermitente con Andrew Parker Bowles, presionada incluso por su propia familia, y terminó casándose con él en 1973. Carlos quedó devastado, pero aun lejos de poder decidir por sí mismo a quién podía o no llevar al altar.
La institución, por su parte, nunca la vio como una opción real. Dentro de la Casa Windsor se consideraba que Carlos debía elegir a alguien “intachable”, y Camilla no cumplía ese guion.
¿Por qué Carlos terminó casándose con Diana?
Cuando Carlos ya tenía que pensar en casarse, Camilla ya no estaba disponible, así que la Corona encontró a la opción ideal: Diana Spencer.
Lady Di tenía apenas 19 años, pero provenía de una familia aristocrática con vínculos históricos con la realeza y no tenía un pasado amoroso que la prensa pudiera convertir en escándalo. Encajaba con todo lo que se esperaba de una futura reina consorte y, sobre todo, representaba estabilidad para el futuro del trono.
A eso se sumaba la presión que Carlos llevaba encima. Ya estaba en sus treinta y sentía el peso de una expectativa muy clara: casarse y asegurar la línea de sucesión. Su padre, el Príncipe Felipe, y su tío Lord Mountbatten lo empujaron hacia la idea de un matrimonio “correcto”, uno que cumpliera con su deber aunque no necesariamente con su corazón.
Biografías reales coinciden en que Carlos se sintió atrapado entre el deber y su vida personal. Diana llegó en el momento en que la Corona exigía una decisión, así que no hubo espacio para la duda, ni para una segunda opción. Era, literalmente, la novia que cumplía con todos los requisitos.
¿Por qué Carlos pudo casarse con Camilla después?
Lo que no pudo suceder en los años 70 se volvió posible décadas más tarde gracias a un cambio profundo en la sociedad y en la propia monarquía.
Para mediados de los 90, tanto Carlos como Camilla estaban divorciados, y la percepción pública hacia el divorcio había evolucionado. La idea de que un futuro rey no podía casarse con una mujer divorciada ya no tenía el mismo peso cultural.
La muerte de Diana en 1997 también marcó un antes y un después, aunque la transición fue lenta. La relación entre Carlos y Camilla se hizo pública poco a poco, con estrategias cuidadosas para suavizar la opinión pública, y con una monarquía dispuesta a mostrarse más flexible.
En 2005, finalmente pudieron casarse en una ceremonia civil. Para entonces, los tiempos habían cambiado, la institución había cedido, y lo que alguna vez fue un amor imposible se convirtió en un matrimonio aceptado, si no por todos, creo que por la mayoría.
¿Lo sabías?
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Coordinadora de Chic Magazine digital. Egresada de la Licenciatura en Comunicación de la FES Acatlán. Vivo de cine, los libros, videojuegos y la buena comida.
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