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Priscila González Urrea crea espacios repletos de naturaleza

Esta artista se ha dedicado a crear paisajes repletos de color en los rincones más bellos de México.

Priscila González Urrea. Fotos por Rafa Reynaga.
Priscila González Urrea. Fotos por Rafa Reynaga.
Michelle Freyría

Desde que era pequeña, Priscila González Urrea dibujaba figuras en cualquier pedazo de papel que se encontraba y cuenta que le gustaba hacer tarjetas de agradecimiento y cumpleaños para sus seres queridos. Pero el verdadero descubrimiento de su artista interior sucedió cuando, a los siete años, se enfermó de hepatitis aguda; durante tres semanas estuvo asilada para evitar contagios en la sala de su casa, que al mismo tiempo era una biblioteca.

Por tal motivo, tuvo mucho tiempo para dibujar y fue ahí cuando se dio cuenta de cómo su imaginación sería parte fundamental en su vida.

Priscila González Urrea. Fotos por Rafa Reynaga.
Priscila González Urrea. Fotos por Rafa Reynaga.

Además de estudiar arquitectura, Priscila ha trabajado en múltiples proyectos. Por nombrar algunos: Casa Blanca de Erick Millán, en Guadalajara; la sala y comedor de Casa Milagros, en Punta Mita; el bar de Casa Feronia, en Tepoztlán; una sala en el hotel Casa Rébora, en Guadalajara; el lobby del Hotel Samas, en la Saladita, la cocina de Casa Rosada de Summer Thornton, en Sayulita y dos muros grandes en un distribuidor de Casa Torote, en Cabo San Lucas, entre otros.

Su estilo incluye elementos selváticos, árboles, animales y colores, que nos transportan a espacios cargados de naturaleza plasmados en gran formato.


En sus palabras

¿Cómo es tu proceso creativo en los murales?

Empiezo acumulando mucha inspiración. Actualmente, vivo rodeada de jungla, pájaros, animales, costa y mar. Así que, podría decir que la tengo muy fácil en cuanto inspiración visual se refiere. En las mañanas me salgo a caminar y a veces saco mi libreta y empiezo a hacer composiciones con la vegetación que me va gustando en el camino. Tomo fotos, escribo y empiezo a vaciar toda la información visual que me va gustando en papeles, libretas y hasta hago pruebas para futuros murales en el muro de mi estudio. Podría sonar raro, pero mi proceso empieza de afuera hacia adentro y de adentro hacia afuera. A veces tengo un sueño de un paisaje muy definido y lo trato de materializar, o de pronto, contemplando el mar o la selva, me surgen muchas ideas. También meditando, conviviendo con amigos, en alguna plática profunda con mi familia, en un viaje; comiendo un buen platillo, en fin, puede llegar de diferentes maneras.

Reviso mis bocetos y referencias de fotos que tomé en viajes, de mi entorno, de plantas específicas; libros de botánica, guías de pájaros, entre otros. Y cuando estoy lista empiezo con el fondo. Desde que hago el fondo voy diseñando el muro, es como si yo fuera una especie de paisajista y voy diseñando un jardín con todas las especies que quiero que estén ahí, voy visualizando el tamaño y dónde quiero ubicar cada elemento, ya sea al fondo o en primer plano.

Priscila González Urrea. Fotos por Rafa Reynaga.
Priscila González Urrea. Fotos por Rafa Reynaga.

¿Qué te inspira para crear?

Las pinturas rupestres; los maravillosos frescos de los sitios arqueológicos, sobre todo los de Bonampak en Chiapas. La técnica de trompe-l'œil empleada a lo largo de la historia en diferentes países del mundo. Ver estas pinturas actualmente, ya restauradas, sobre los muros de casonas, castillos, conventos, iglesias, es muy gratificante, pero en realidad me gustan más cuando se les ven los años encima. Cuando están deslavadas y envejecidas.

¿Qué artistas admiras y te inspiran?

Me inspiro también del trabajo de muchos artistas como Julio Le Parc, Hilma af Klint, Sol LeWitt, Georgia O'Keeffe, Carlos de Haes, Leonora Carrington, Helen Frankentaler, impresionistas como Édouard Manet, Claude Monet y Pissarro, Los viajes son otra gran fuente de inspiración. Es de mis pasiones y cuando se puede, generalmente los hago con mi familia. Lo que más nos gusta es hacer roadtrips. Las carreteras y el landscape es de lo que más disfruto, la colorimetría de las montañas y cómo van cambiando de un ecosistema a otro.

¿Por qué la naturaleza?

La naturaleza siempre ha sido mi batería, lo que me recarga energéticamente. Fui una niña y sigo siendo inquieta, ansiosa y con hiperactividad mental. Me surgen muchas ideas y pensamientos constantemente, por lo que siento una necesidad de moverme rápido en el mundo. Me gusta ir de prisa, organizar y llevar a cabo mis ideas. La naturaleza me aterriza y mi mente descansa. Lo mismo me pasa cuando pinto, es mi -mindfulness favorito. Me fundo con el lienzo y el muro, pueden pasar horas y yo sigo como en una especie de trance meditativo. Pintar naturaleza es como estar contemplándola.

¿Cómo decides tu gama cromática?

Percibo el círculo cromático como una melodía que va cambiando de tono, y así, como cada tono musical tiene su frecuencia sonora, al igual cada color tiene su frecuencia energética. Pienso que cada tonalidad tiene propiedades que nos pueden provocar distintos estados de ánimos. Y respeto mucho ciertos colores e intensidades en los espacios habitacionales. Mi color favorito es el verde y tengo mis pantones especiales para cada ecosistema, pero casi siempre me basta con observar las gamas que ya vienen implícitas en la naturaleza y trato de replicar las que son endémicas de cada lugar cuando se trata de murales. En la selva, por ejemplo, los verdes de la jungla; en el desierto los terracotas de las montañas y piedras; en el bosque los verdes de la Gama Forestgreen; en el mar sus azules, los tonos de los corales y así sucesivamente.

Priscila González Urrea. Fotos por Rafa Reynaga.
Priscila González Urrea. Fotos por Rafa Reynaga.

¿En qué partes del país has plasmado tus creaciones?

Empecé en mi ciudad de origen, Guadalajara. Cuando nació mi primer hijo le pinté su cuarto. Al principio no me gustaba viajar porque tuve la fortuna de hacer equipo con mi esposo y ser mamá de tiempo completo. Así que pintaba pocos murales. Fui avanzando en mi trayectoria como muralista paralelamente al crecimiento de mis hijos. Así empecé a viajar más a la redonda, y después a la Ciudad de México, Puerto Vallarta, Sayulita, San Pancho, Punta Mita, Chacala, Baja California, Monterrey, Morelos, Mérida, Tepoztlán, Guerrero, La Saladita, Valle de Bravo y próximamente fuera de México.

¿Con qué retos te has presentado en tu carrera?

Creo que fuera del tamaño o la complejidad del proyecto, mis retos más grandes han tenido qué ver con la falta de comunicación. Con el hecho de llegar al lugar y que el muro que voy a pintar todavía no esté listo, pintar en obra gris cuando me había asegurado que ya la obra estaba en acabada. La complejidad del proyecto es mayor y es difícil estar parado en un andamio durante quince horas con taladros y ruidos muy fuertes que hacen mucho más complicado provocar el estímulo de la inspiración y lograr la concentración.

¿Cómo definirías tu estilo?

Por ahora no me identifico con ningún movimiento artístico o no me atrevería a ubicar mi trabajo dentro de un estilo. Aunque, lo podría considerar como parte de una tendencia naturalista que intenta representar la naturaleza de una forma figurativa. No busco acercarme al realismo. Por el contrario, me gusta diluir y difuminar los elementos y quiero seguir explorando diferentes maneras de representar la naturaleza de esta manera.

¿Qué le dirías a las nuevas generaciones de artistas?

Les puedo decir que el único riesgo que yo consideraría grave es ‘No hacer las cosas’. A veces es mejor lanzarse al vacío y empezar a experimentar.

Priscila González Urrea. Fotos por Rafa Reynaga.
Priscila González Urrea. Fotos por Rafa Reynaga.

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