Desde que era pequeña, siempre se ha hablado sobre la vida y apariencia física de Selena Gomez. Sin embargo, en los últimos años, sus fluctuaciones de peso han dado tanto de qué hablar, que ella misma confirmó recientemente que tiene SIBO.
Su valentía al compartir esta información no solo silenció a los críticos, sino que también educó a sus millones de seguidores sobre una realidad médica compleja que va mucho más allá de las apariencias. Sigue leyendo y entérate de los detalles.
Así fue como Selena Gomez confirmó que tenía SIBO
Todo comenzó en la alfombra roja del estreno de "Emilia Pérez" el 29 de octubre. Selena Gomez lucía espectacular en un elegante vestido negro fruncido, pero algunos usuarios de redes sociales notaron que mantenía sus manos sobre el abdomen en varias fotografías.
Los trolls de internet no tardaron en hacer comentarios crueles, especulando sobre las razones detrás de su postura y no pasó mucho tiempo para que la prometida de Benny Blanco, después de muchos rumores y críticas, hablara al respecto.
En una respuesta que posteriormente fue eliminada, la estrella escribió con total transparencia: "Esto me enferma. Tengo SIBO en el intestino delgado. Se agrava. No me importa no parecer un monigote. No tengo ese cuerpo. Fin de la historia. No, NO soy una víctima. Solo soy un ser humano".
Su respuesta fue un recordatorio poderoso de que detrás de cada celebridad hay una persona real con desafíos de salud reales. Al compartir su diagnóstico, Selena no solo defendió su dignidad, sino que también visibilizó una condición que afecta a muchas personas en silencio.

¿Qué es el SIBO?
De acuerdo con Mayo Clinic, SIBO son las siglas en inglés de "Small Intestinal Bacterial Overgrowth", que en español significa sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado. Para entender esta condición, es importante saber que nuestro sistema digestivo mantiene un equilibrio delicado y específico de bacterias en diferentes secciones.
Normalmente, el intestino delgado contiene muy pocas bacterias comparado con el colon. Esto se debe a mecanismos naturales como la acidez del estómago, los movimientos intestinales regulares y ciertas sustancias antimicrobianas que nuestro cuerpo produce.
Cuando este sistema de defensa falla, las bacterias que normalmente viven en el colon migran hacia el intestino delgado y se multiplican excesivamente. Este desequilibrio bacteriano interfiere gravemente con la digestión y absorción de nutrientes.
Las bacterias "ladronas" consumen los nutrientes antes de que nuestro cuerpo pueda absorberlos, y producen gases como subproducto de su metabolismo. El resultado es una cascada de síntomas que pueden afectar significativamente la calidad de vida.
Los síntomas más comunes incluyen distensión abdominal notable (como la que experimenta Selena), dolor abdominal, sensación de pesadez después de comer, exceso de gases, náuseas, y cambios en los hábitos intestinales como diarrea o estreñimiento. Muchas personas también experimentan pérdida de peso involuntaria, fatiga crónica y deficiencias nutricionales.
Lo más frustrante del SIBO es que sus síntomas pueden confundirse fácilmente con otras condiciones como el síndrome del intestino irritable, lo que a menudo lleva a diagnósticos erróneos y tratamientos ineficaces durante años.

¿Cuál es el tratamiento del SIBO?
El tratamiento del SIBO requiere un enfoque multifacético que va mucho más allá de simplemente tomar una pastilla. El objetivo principal es reducir la población bacteriana excesiva en el intestino delgado y restaurar el equilibrio natural del sistema digestivo.
Los antibióticos especializados forman la base del tratamiento médico. La modificación dietética es igualmente crucial en el manejo de este problema, especialmente la dieta FODMAP (Fermentable Oligosaccharides, Disaccharides, Monosaccharides and Polyols), la cual se ha convertido en el estándar de oro.
Esta dieta elimina temporalmente los carbohidratos fermentables que alimentan a las bacterias problemáticas, ayudando a "matarlas de hambre" mientras los antibióticos hacen su trabajo.
Los probióticos representan un área controvertida, pero prometedora en el tratamiento del SIBO. Mientras que algunos tipos pueden empeorar los síntomas inicialmente, ciertas cepas específicas pueden ayudar a restaurar el equilibrio bacteriano a largo plazo.
El aspecto más importante del tratamiento es identificar y abordar la causa subyacente que permitió el desarrollo del SIBO en primer lugar. Esto puede incluir problemas anatómicos, enfermedades crónicas, ciertos medicamentos, o disfunciones en la motilidad intestinal.
¿Lo sabías?
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Coordinadora de Chic Magazine digital. Egresada de la Licenciatura en Comunicación de la FES Acatlán. Vivo de cine, los libros, videojuegos y la buena comida.
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