Entre pinceles, trazos y pinturas, nos adentramos de la mano de Vero Elizondo para conocer de cerca a la mujer que, como un lienzo en blanco, ha ido trazando su propio camino artístico.
Su obra, profundamente emocional y luminosa, revela a una creadora que encuentra en el color y la textura un lenguaje íntimo y pleno.
Un inicio natural, sin imposiciones
Para Vero, la pintura apareció desde la infancia como un regalo espontáneo.
“No hubo un momento exacto, simplemente fue surgiendo”, recuerda. Aunque nunca estudió arte de manera formal, la inquietud por explorar colores, formas y emociones la acompañó desde siempre.
Con el tiempo comprendió que pintar no era un entretenimiento, sino una forma de estar presente, expresarse y conectar consigo misma.
Su trayectoria comenzó en la cochera de su casa, pintando con sencillez y libertad. Después llegaron talleres, experimentación y un proceso constante de autodescubrimiento.
Así nació su estilo actual: intuitivo, emocional y abierto a mezclar técnicas, jugar con materiales y seguir la voz interior.
La esencia de su obra
A quien nunca ha visto sus cuadros, Vero los describe como “emocionales, cálidos y muy intuitivos”. Busca transmitir armonía, belleza, paz y movimiento.
Los colores y las texturas son su inspiración constante, capaces de llevar al espectador a un espacio de calma y conexión interior.
Si eligiera una obra para representar el espíritu de CHIC Magazine, sería una pieza grande, con colores suaves pero con fuerza.
“CHIC combina elegancia y vitalidad, y mis obras también buscan ese equilibrio entre sutileza y energía.”
Pintar como terapia y revelación
Para ella, pintar es un momento de presencia total.
“Me relaja y deja que las emociones fluyan. A veces no sé cómo va a terminar un cuadro, pero disfruto cada paso; la obra me va hablando y yo la escucho.”
En cada etapa ha madurado aprendiendo a confiar más en sí misma. Si antes buscaba perfección, hoy busca libertad. Cada cuadro le ha enseñado a soltar, a jugar y a permitir que la creatividad fluya sin expectativas.
Aunque le resulta difícil escoger una obra favorita, asegura que cada una es especial porque nace de un sentimiento auténtico. Su taller es un espacio cálido, libre y relajado, donde la música, un snack y los materiales crean el ambiente perfecto para pintar.
Su proceso inicia eligiendo colores o texturas y permitiendo que el cuadro avance por sí solo.
Trabaja principalmente con acrílico y técnica mixta: “Para mí significa que todo se vale”.
Usa espátulas, pinceles, telas y materiales que le permiten crear textura y contraste. Lo esencial: conocer cómo se mezclan los materiales y atreverse a experimentar.
Un arte que comparte la plenitud de la vida
En esta edición, CHIC celebra junto con ella, la pasión por la vida, la autenticidad y la sensibilidad, valores que Vero reconoce en su propio trabajo. Su obra transmite paz, armonía y emoción, un reflejo claro del espíritu de la revista.
Ha participado en subastas a beneficio de diversas instituciones, un gesto que valora por la oportunidad de aportar desde su arte. Aunque aún no prepara una exposición individual, le gustaría hacerlo en el futuro, cuando encuentre el tiempo y el tema adecuado.
Pinta desde niña y, de manera más constante y consciente, desde aproximadamente 2010. “Soy malísima para las fechas -dice entre risas-, pero sé que son muchos años de disfrutarlo y agradecerlo.”
Inspiración y referentes
Su inspiración surge de los colores, las texturas y las emociones del momento: recuerdos, sensaciones o simplemente las ganas de jugar y crear. No se identifica con un movimiento específico ni con un pintor en particular, su camino ha sido más emocional que académico.
Aunque admira a muchos artistas, lo que más valora es la autenticidad y la valentía de quienes expresan su verdad con sensibilidad.
La pintora celebra el talento de la región y cómo cada vez más personas se animan a crear. Las nuevas plataformas digitales le parecen herramientas maravillosas para acercar el arte a más personas, abrir caminos y descubrir nuevas oportunidades.
“También hay mucho de negocio en redes… algo nuevo para mí, pero lleno de posibilidades.”
Una invitación a crear
Su consejo para quien quiere pintar pero no se anima es sencillo: “Que se dé el permiso. Pintar es más gozoso de lo que uno imagina. No se necesita experiencia, solo ganas de expresar y disfrutar. Relaja, conecta y te lleva al presente.”
Entre emociones, texturas y una sensibilidad profunda, Vero Elizondo agradece cada paso de su proceso: “Gracias, gracias, mil gracias por su espacio, tiempo y reconocimiento, y gracias a todos los que han sido parte de este camino”, finaliza.
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