¿Cansado de ropa desechable que dura solo una temporada? La industria de la moda está presenciando un giro radical con el ascenso imparable del "slow fashion": este movimiento, aunque no es nuevo, pone en valor la calidad sobre la cantidad y está devolviendo la gloria a la costura artesanal y a la manufactura local.
Ahora, ya no se trata de una elección de nicho, sino de una filosofía de consumo que ha sido adoptada por las marcas más influyentes y por millones de personas que buscan prendas con alma, historia y una huella ambiental mínima . Pero, ¿qué hace que una prenda sea verdaderamente slow fashion? Quédate con nosotros, porque aquí te explicamos por qué esta tendencia no es pasajera, cómo puedes aplicarla en tu vida y la razón detrás del sorprendente resurgimiento de los oficios textiles tradicionales.
El regreso del slow fashion
La tendencia del slow fashion o “moda lenta” ha cobrado un protagonismo especial en 2025 como una alternativa sostenible frente a la moda rápida, cuestionada por su impacto ambiental y social.
Por si no lo sabía, este movimiento impulsa una nueva forma de vestir, basada en la calidad, la durabilidad y la ética, con prendas que cuentan historias y reflejan valores de responsabilidad y autenticidad.

¿Por qué la costura artesanal está conquistando el 2025?
Según el análisis de Hortensias para Magda, esta primavera la preferencia por lo artesanal se impuso con fuerza: bordados, tejidos en telar y materiales naturales como el lino, algodón y lana han comenzado a dominar las colecciones, resaltando el valor del trabajo manual y el apoyo a comunidades que preservan técnicas tradicionales.
Y más que una tendencia, el slow fashion se está convirtiendo en un estilo de vida que celebra la individualidad y fomenta un consumo más consciente y duradero.

¿El panorama social, económico y ambiental influyen al slow fashion?
En el reporte “El estado de la moda 2025” de McKinsey se señala que, pese a un panorama económico sensible, el mercado de la moda sostenible superará los 10 mil millones de dólares este año y podría duplicarse antes de 2030.
De esta manera, dicho crecimiento responde a consumidores más exigentes que buscan transparencia, materiales regenerativos (como algodón orgánico o fibras recicladas) y prácticas alineadas con la economía circular, como el alquiler o la reparación de prendas.

¿Cuáles son los desafíos del slow fashion?
No obstante, el slow fashion enfrenta retos importantes, como el greenwashing, que exige a las marcas demostrar con hechos su compromiso ambiental y social.
También destaca la barrera del precio, ya que las prendas artesanales suelen ser más costosas debido a su proceso de elaboración, lo que limita su acceso masivo.
Sin embargo, su influencia sigue expandiéndose entre diseñadores, boutiques y consumidores que priorizan la ética sobre la inmediatez.
Nuevamente, y pensando más allá de la estética, la moda lenta impulsa un consumo reflexivo que busca reducir la sobreproducción, proteger el medio ambiente y preservar la diversidad cultural.

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