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¡Atención, padres! Todo lo que deben saber sobre la hidratación en niños este regreso a clases

La hidratación es clave para el bienestar de los niños, ya que impacta en su salud física, digestiva y hasta en su concentración

Cómo hidratar a tus hijos de forma saludable según experta (Foto: Getty)
Cómo hidratar a tus hijos de forma saludable según experta (Foto: Getty)
Andrea Bouchot

Hablar de hidratación infantil parece sencillo, pero detrás de un vaso de agua hay mucho más de lo que imaginamos. Los niños no solo necesitan líquidos para calmar la sed, sino para mantener en equilibrio procesos tan importantes como la digestión, la temperatura corporal y hasta su capacidad de concentrarse en la escuela.

En entrevista con Alejandra Romero, Delegada del Instituto Danone México, conocimos qué dicen los expertos sobre este tema y cuáles son las claves para que los niños crezcan con un hábito de hidratación saludable.

¿Qué es lo mejor para hidratar a un niño?

El punto de partida es claro: el agua simple. “El agua simple es la mejor opción para hidratar a los niños, ya que el agua contiene minerales y electrolitos de forma natural que son necesarios para una hidratación óptima. Un adecuado estado de hidratación ayuda a regular la temperatura corporal, mejorar la digestión e incluso tiene un impacto positivo en habilidades cognitivas como la concentración y memoria”, explica Romero.

La experta también subraya que elegir agua simple no solo es una decisión saludable en la infancia, sino un hábito que puede acompañar en todas las etapas de la vida. Por eso, desde el Instituto Danone México han impulsado la estrategia educativa “Prefiero Agua Simple”, con sesiones interactivas dirigidas a niños de primaria.

"A través de un programa de sesiones interactivas para niños de 1° a 3° de primaria con materiales desarrollados para fomentar su aprendizaje, buscamos que los niños y niñas integren el consumo de agua simple como su primera opción", dijo.

Además, el impacto ya es visible: “Gracias a esta iniciativa, más de 50 mil niños en escuelas públicas de la CDMX han aprendido los beneficios del consumo de agua simple. Hoy, no solo se hidratan mejor, sino que también construyen un hábito que impacta positivamente en su salud y su futuro”, añade la delegada.

Ahora bien, ¿hay otras bebidas que también pueden tener un papel en la hidratación? “Existen otras bebidas que pueden formar parte de una alimentación saludable, como la leche, o incluso algunas bebidas saborizadas con bajo o nulo contenido de azúcares, siempre que se consuman de manera ocasional y en el contexto adecuado”, detalla Romero.

Incluso hay momentos específicos en los que se recomienda recurrir a otras alternativas, como sueros de rehidratación oral en casos de enfermedades digestivas, o bebidas con electrolitos después de una actividad física intensa. “Sin embargo, en términos generales, el agua simple sigue siendo la mejor opción para mantener una hidratación adecuada”, puntualiza la especialista.

La alimentación también suma en este punto. “Las frutas y verduras suelen tener un alto contenido de agua, lo que las convierte en un excelente complemento para la hidratación infantil. Ejemplos como la sandía, el melón, la naranja o el pepino no solo aportan líquidos, sino que también resultan atractivos para los niños por su sabor y apariencia”, comenta.

Aunque aclara que no sustituyen al agua, sí representan un apoyo natural para reforzar la hidratación y, al mismo tiempo, aportar fibra y vitaminas.

Existen otras bebidas que pueden formar parte de una alimentación saludable (Foto: Freepik)
Existen otras bebidas que pueden formar parte de una alimentación saludable (Foto: Freepik)

¿Cómo calcular la hidratación en niños?

Saber exactamente cuánta agua necesita un niño no es tan sencillo como pensar en un número único. Depende de factores como la edad, el peso, el nivel de actividad física y el clima. Aun así, Romero ofrece guías prácticas:

“Existen recomendaciones generales por grupo de edad que pueden servir como guía: de 4 a 8 años: aproximadamente 1,200 ml al día; de 9 a 13 años: entre 1,600 y 1,800 ml al día; de 14 a 17 años: alrededor de 2,200 ml al día; y de 18 años en adelante: entre 2,200 y 3,000 ml diarios”.

También existen fórmulas más específicas, como calcular 100 ml de agua por cada 100 kcal consumidas, o estimar la ingesta en función del peso corporal. Sin embargo, la especialista aclara: “Lo ideal es contar con la orientación de un pediatra o profesional de la salud, ya que cada niño es diferente y solo una atención personalizada puede determinar con precisión sus necesidades específicas”.

En cuanto a recomendaciones internacionales, Romero señala que “existen recomendaciones generales por parte de organismos internacionales como la UNICEF, que recomienda un consumo de 2 litros de agua al día para los adultos y para los niños de 1.5 a 2 litros de agua. Por lo que en general se recomienda consumir de 6 a 8 vasos al día. Es un rango muy general, porque como mencionaba anteriormente, depende de su edad, su peso y también de factores como el clima o el nivel de actividad física”.

Un método sencillo para los padres es observar la orina. “Un truco muy sencillo es observar el color de la orina. Cuando es clara, casi transparente, significa que el niño está bien hidratado; si empieza a verse más oscura, es señal de que necesita más líquidos”, comparte.

A través de la estrategia "Prefiero Agua Simple", este mismo consejo se enseña a los niños de forma lúdica, con canciones y dinámicas que los motivan a estar atentos a estas señales.

“También podemos fijarnos en su comportamiento, si lo notamos cansado, irritable o con dolor de cabeza, podría ser que no está tomando suficiente agua. En cambio, cuando están hidratados, tienen más energía, se concentran mejor y se sienten con más ánimo para jugar y aprender”, explica.

Y no hay que olvidar que la actividad física y el clima cambian las reglas del juego. “Factores como el clima cálido, la actividad física intensa pueden aumentar significativamente las necesidades de hidratación en los niños. Es importante estar atentos a cada situación y ofrecer agua de manera regular, incluso antes de que los niños sientan sed, ya que esta última es una señal de que ya estamos deshidratados”, afirma Romero.

El agua simple es la mejor opción para hidratar a los niños (Foto: Freepik)
El agua simple es la mejor opción para hidratar a los niños (Foto: Freepik)

Síntomas de deshidratación en niños

Pese a los esfuerzos de prevención, la deshidratación puede presentarse en cualquier momento. Reconocer las señales tempranas es clave para actuar rápido.

“Algunas señales frecuentes de deshidratación en niños incluyen labios secos, orina escasa o de color oscuro, falta de energía, irritabilidad y apatía. También pueden quejarse de dolor de cabeza o mareos, lo que indica que el cuerpo necesita reponer líquidos”, advierte Romero.

No todas las señales son tan evidentes. “Sí, hay señales que pueden parecer cotidianas pero estar relacionadas con una hidratación insuficiente. Por ejemplo, el mal humor, la falta de concentración o el aumento en la distracción pueden ser indicios de que el niño no ha tomado suficiente agua. A menudo se confunden con cansancio o berrinches, pero el cuerpo está manifestando una necesidad de líquidos. Otro síntoma que suele pasar desapercibido es el estreñimiento, ya que la falta de agua afecta directamente el funcionamiento del sistema digestivo”.

¿Qué hacer si un niño presenta signos de deshidratación leve? La especialista recomienda actuar con calma: “Ante una deshidratación leve, lo primero es ofrecer líquidos en pequeñas cantidades y con frecuencia, como agua simple y en algunos casos soluciones de rehidratación oral. También es útil evitar el calor y reducir la actividad física mientras el niño se recupera”.

Sin embargo, hay momentos en los que es necesario acudir al médico sin demora. “Se debe acudir al médico si el niño presenta síntomas persistentes como vómitos, fiebre alta, no orina por varias horas, llanto sin lágrimas o está muy decaído. Estos pueden ser señales de una deshidratación más grave que requiere atención profesional”, concluye Romero.

La hidratación es mucho más que apagar la sed: es un hábito que protege la salud física, mental y emocional de los niños. Fomentar el consumo de agua simple desde pequeños, enseñarles a identificar las señales de su cuerpo y ofrecer alternativas saludables son pasos que garantizan un futuro más sano y con mejores hábitos.

¿Lo sabías?


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Nota escrita por
Andrea Bouchot
Andrea Bouchot andrea.bouchot@milenio.com

Coordinadora de Chic Magazine digital. Egresada de la Licenciatura en Comunicación de la FES Acatlán. Vivo de cine, los libros, videojuegos y la buena comida.

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