Morderse las uñas es un hábito que afecta a millones de personas en el mundo y que, a menudo, es visto como una simple manía. Sin embargo, para la psicología, esta costumbre podría tener un significado mucho más profundo y estar directamente relacionada con nuestro estado emocional.
¿Qué nos dice este hábito sobre nuestra salud mental? Quédate, porque aquí te contamos a detalle las razones detrás de esta costumbre, su conexión con la ansiedad, los problemas de estrés, y te explicamos por qué esta acción podría ser una señal de alerta que tu cuerpo está enviando.
¿Qué significa morderse las uñas según la psicología?
Morderse las uñas, hábito conocido también como onicofagia, es mucho más que un gesto nervioso o un detalle estético.
Desde la psicología , este comportamiento suele estar ligados a la regulación emocional y a mecanismos internos que reflejan ansiedad, estrés o inseguridad.
Y aunque morderse las uñas puede brindar una sensación pasajera de alivio, con el tiempo llega a convertirse en un hábito difícil de controlar, y que incluso puede traer consecuencias.
Además, de acuerdo con especialistas, el morderse las uñas también es una respuesta inconsciente frente a emociones como ansiedad, aburrimiento, enojo reprimido o incluso impaciencia.
Asimismo, a nivel cerebral, este hábito activa circuitos que liberan endorfinas, generando una calma temporal: por ello, muchas personas lo repiten de forma automática, aún cuando desean dejarlo.
En niños y adolescentes, la onicofagia puede aparecer como parte del aprendizaje para regular las emociones. Mientras que en adultos, suele resurgir en momentos de estrés laboral o en situaciones de cambios importantes en la vida.

¿Cuáles son las principales causas de morderse las uñas?
La psicología ha identificado diversos factores que detonan este comportamiento, tales como:
- Estrés crónico, ansiedad o trastornos obsesivos compulsivos.
- Baja autoestima, culpa o frustración acumulada.
- Aburrimiento y emociones reprimidas como la rabia.
- Posibles componentes hereditarios, al observarse con frecuencia en familias y gemelos.
Además de estos factores, un estudio publicado en Journal of Behavior Therapy and Experimental Psychiatry en 2015 reveló que la onicofagia también se asocia con el perfeccionismo y la irritabilidad, más allá de la ansiedad.
De la misma manera, expertos como J. Pinkham destacan que este hábito refleja un estado físico-emocional de tensión prolongada.
Asimismo, instituciones especializadas como el Centro de Psicología Canvis en Barcelona, coinciden en que morderse las uñas funciona como un mecanismo de regulación emocional que busca disminuir el estrés mediante un acto repetitivo.
¿Cuáles son las consecuencias físicas y emocionales de morderse las uñas?
Aunque muchos lo ven como un gesto inofensivo, morderse las uñas trae efectos negativos tanto a nivel emocional como físico, entre los que destacan:
- Daños en uñas y piel, con riesgo de infecciones.
- Problemas dentales y alteraciones bucales.
- Deformaciones permanentes en los dedos en casos severos.
- Impacto social por la apariencia y baja autoestima, sumado a la culpa de no poder detener el impulso.

¿Cuáles son las opciones de tratamiento para la onicofagia?
Superar la onicofagia requiere identificar los desencadenantes emocionales y trabajar en técnicas de autocontrol. Algunas recomendaciones de diversos especialistas de la salud incluyen:
- Uso de esmaltes con sabor amargo o barreras físicas.
- Mantener las manos ocupadas con actividades manuales.
- Apoyo terapéutico con técnicas de relajación, EMDR, hipnosis clínica o Brainspotting.
Para casos más resistentes, la ayuda profesional resulta clave, sobre todo cuando el hábito está vinculado a la ansiedad o al TOC.

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