Cuando hablamos de salud, todos sabemos que, a partir de una señal de alerta, es súper importante de acudir a un médico. Sin embargo, en el caso del cáncer, no es fácil identificar las señales de alarma, especialmente con enfermedades tan silenciosas como es el linfoma.
Y es que, este padecimiento puede aparecer a cualquier edad, aunque algunos tipos son más frecuentes en jóvenes y adultos mayores. La clave está en prestar atención a lo que el cuerpo nos dice y buscar ayuda médica a tiempo para un diagnóstico adecuado.
¿Qué es el linfoma?
El linfoma es un cáncer que se desarrolla en los linfocitos, un tipo de glóbulo blanco que forma parte de nuestras defensas. El sistema linfático recorre todo el cuerpo a través de ganglios, vasos y órganos como el bazo, por lo que la enfermedad puede presentarse en distintas zonas.
Existen dos grandes tipos: el linfoma de Hodgkin y el linfoma no Hodgkin. Ambos comparten síntomas, aunque tienen características y tratamientos diferentes. Lo importante es saber que, al ser una enfermedad del sistema inmune, puede afectar desde la sangre hasta los órganos que ayudan a filtrar infecciones.
Aunque la palabra “cáncer” siempre genera miedo, un diagnóstico temprano ofrece un mejor pronóstico. Por eso los médicos insisten en estar atentos a los primeros signos y no dejar que pasen desapercibidos.

¿Cuáles son los primeros síntomas del linfoma?
El síntoma más común es la inflamación indolora de los ganglios linfáticos, que suele notarse en el cuello, las axilas o la ingle. Estos bultos se sienten firmes y gomosos bajo la piel, y aunque no duelen, son una señal de alarma importante.
Además, el linfoma puede manifestarse con fiebre persistente sin causa aparente, sudores nocturnos que empapan la ropa, pérdida de peso inexplicable y fatiga que no mejora con descanso. También es frecuente experimentar picazón en la piel o una sensación de llenura en el abdomen, causada por un posible agrandamiento del bazo.
En algunos casos, los pacientes presentan tos o dificultad para respirar cuando hay presión en el tórax. Los especialistas llaman “síntomas B” a la combinación de fiebre, sudores nocturnos y pérdida de peso, y su presencia conjunta es un fuerte indicador de linfoma.

¿Cuándo deberías ir al médico?
Según los expertos, cualquier bulto en el cuerpo que permanezca por más de dos semanas, sobre todo si no duele, merece atención médica inmediata. Más aún si se acompaña de fiebre, sudores nocturnos, pérdida de peso o fatiga constante.
El médico podrá realizar un examen físico, solicitar análisis de sangre, estudios de imagen y, en algunos casos, una biopsia para confirmar el diagnóstico. Aunque el proceso pueda sonar intimidante, es el camino más seguro para obtener respuestas y un tratamiento adecuado.
Detectar el linfoma a tiempo es vital, ya que permite mejores resultados y mayor efectividad en los tratamientos. Ignorar los síntomas solo retrasa el proceso y puede complicar la enfermedad. Escuchar al cuerpo y actuar sin demora puede marcar la diferencia entre un diagnóstico temprano y uno tardío.
¿Lo sabías?
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Coordinadora de Chic Magazine digital. Egresada de la Licenciatura en Comunicación de la FES Acatlán. Vivo de cine, los libros, videojuegos y la buena comida.
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