Eero Saarinen es sin duda uno de los titanes de la arquitectura nórdica del siglo XX. Nacido en Kirkkonummi, Finlandia el 20 de agosto de 1920, este personaje desarrollaría gran parte de su obra en Estados Unidos, país al que su familia migraría en 1923. Eero fue hijo de Eliel Saarinen, quien también goza de una reconocida trayectoria en la historia de la arquitectura moderna.
La obra de Eero Saarinen abarca desde mobiliario, pasando por residencias, esculturas urbanas, hasta edificios corporativos e institucionales. Entre sus muebles mas distinguidos está la tulip chair y la womb chair (esta última diseñada para Knoll).
Una escultura urbana de renombre es el Jefferson National Expansion Memorial, uno de sus proyectos favoritos que consta de un elegante arco de enormes proporciones localizado en Saint Louis, Missouri, Estados Unidos. Probablemente el edificio más icónico de su trayectoria sea la terminal TWA ubicada en el Aeropuerto Internacional John F. Kennedy de Nueva York.
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Una de sus obras residenciales es la casa Miller. Prácticamente (e injustamente) olvidada por mucha de la documentación sobre historia de la arquitectura moderna, la casa es una amalgama de racionalismo, renacentismo y misticismo. El equipo que Saarinen reunió y dirigió para diseñar la casa que contaba con su diseñador principal, Kevin Roche y el diseñador textil Alexander Girard. El cliente de Saarinen, J. Irwin Miller fue un mecenas de la arquitectura moderna en Estados Unidos y confiaba ciegamente en el finlandés. La vivienda se ubica en Columbus, Indiana y fue terminada en 1957.
Proyectada en un solo nivel, la estructura de la casa consta de 16 columnas de acero distribuidas en una rígida retícula. Una serie de vigas de acero unen las columnas, sosteniendo una cubierta que permite la incidencia de luz natural en distintos espacios de la casa. La revista Architectural Forum comparaba su balance clasicista con la Villa Rotonda de Andrea Palladio.
La gran cubierta brinda el sentido de unidad a la vivienda, la cual alberga el programa arquitectónico en cuatro pabellones ubicados en las cuatro esquinas del proyecto, separados entre sí por generosos pasillos ambientados por patios interiores. El corazón del proyecto se localiza al centro, donde una sala en desnivel, el piano y la estancia familiar conviven y sacralizan el espacio de encuentro del habitante.
Fiel a su costumbre, Saarinen diseñaría no solo la casa, sino el mobiliario y algunos objetos para el interiorismo de su proyecto. Llama la atención la sala de estar, con un sillón diseñado especialmente para esta, en una zona en desnivel bautizada como conversation pit.
Su total design también incluyó luminarias fabricadas con cristal de murano y tapetes, estos últimos responsabilidad de Girard. A su vez responsable de la adquisición de objetos que decoran el interior de la casa y Alexandre Girard los recolectó. Las piezas constan de instrumentos musicales antiguos, relojes, figuras de animales y esculturas con reminiscencias indígenas, todas dando una sutil mezcla de misterio y acogida a los visitantes.
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