Desde sus inicios en los años 80, Ágatha Ruiz de la Prada ha sido una revolución para el mundo de la moda española; sus propuestas creativas han trascendido las pasarelas para convertirse en un manifiesto visual de libertad y optimismo. Su lenguaje ha sido un ejemplo valiente de desafiar a la rigidez y reglas de la industria, transformando el arte de vestir en un acto revolucionario de expresión personal y autoconocimiento.
Más que diseñar piezas de ropa, Ágatha abre las puertas a su manera particular de ver el mundo: una visión colorida, lúdica y, a la vez, profundamente humana. Su impacto no sólo se refleja en un legado que no se puede borrar, sino en generaciones enteras de creativos que han entendido que la autenticidad también puede ser una forma de resistencia. Hoy, su impacto continúa inspirando a quienes se atreven a mirar la vida desde el arte y la imaginación.
Ahora, más de dos décadas después de haber visitado por primera vez Monterrey dejando su huella en la escena local, la icónica diseñadora ha regresado a la Sultana del Norte con un estallido creativo sin precedentes. En el marco del Festival Internacional Santa Lucía y de la mano del CEDIM The School of Design, Leslie García fue la encargada de traer la exposición El color que nos inspira, una celebración de la visión, arte, universo imaginativo y trayectoria de la artista española.
¿Cómo nació la idea de traer la exposición El color que nos inspira, de Ágatha a Monterrey? Un regreso de la artista a la ciudad más de 20 años después de su primera colaboración con el CEDIM.
La idea nació de un propósito muy ligado al ADN de CEDIM. Desde nuestro fundador, Alejandro García, la visión siempre ha sido conectar a los estudiantes con el talento profesional que inspira, reta y transforma. Hace más de 20 años, Ágatha Ruiz de la Prada dejó una huella memorable en nuestra comunidad, y traerla de regreso a Monterrey fue una manera de honrar ese origen y reactivar ese espíritu creativo. El color que nos inspira no es sólo una exposición, sino una experiencia que invita a nuestros alumnos y a la ciudad a reencontrarse con una creadora que ha defendido la autenticidad y la libertad creativa a lo largo de su carrera.
Sabemos que la exhibición formó parte del Festival Internacional Santa Lucía. ¿Qué significó para ti y para CEDIM trabajar de la mano con Victoria Kühne en la realización de esta muestra?
Colaborar con Victoria Kühne siempre es un honor y un verdadero gozo. Tiene una luz, una energía y una sonrisa que contagian a todos los que se suman a sus proyectos. Trabajar de la mano con ella en el marco del Festival Internacional Santa Lucía hizo que esta muestra tuviera una dimensión aún más especial. También quiero agradecer a Melissa Segura, a CONARTE y al Centro de las Artes por su apoyo y por creer en este proyecto.
La artista ha subrayado la importancia del color y de ser auténtico en la moda, afirmando que, “Ser iguales es aburrido”. ¿De qué manera sintoniza esa visión con los valores que promueves desde CEDIM para las nuevas generaciones de diseñadores?
¡Totalmente! En CEDIM creemos que cuando un diseñador se atreve a salir de lo convencional, es cuando puede crear algo realmente extraordinario. Las universidades de diseño debemos no solo enseñar técnicas, sino promover y celebrar la unicidad de cada persona. Cuando un diseñador sabe quién es, como Ágatha, puede comunicar su propio sello e identidad al mundo. ¡Y de eso depende muchísimo su éxito! Lo que crea Ágatha es inconfundible; difícilmente podrías confundir su obra con la de alguien más. Ese nivel de autenticidad es lo que buscamos inspirar en las nuevas generaciones.
Monterrey es una ciudad con una identidad visual distinta: más sobria, más industrial. ¿Cómo dialoga la estética vibrante y casi utópica de la diseñadora con el ADN creativo de la ciudad?
La ciudad necesita atreverse a salir de lo convencional para convertirse en un verdadero hub creador; un lugar donde este tipo de eventos sucedan cada vez con mayor frecuencia y donde la reinvención de nuestra sociedad sea posible. Monterrey no debe conformarse con ser solo la capital industrial del país, también puede y debe proyectarse como una capital creativa.
¿Qué te gustaría que la gente se lleve al visitar El color que nos inspira?
Me gustaría que, al visitar la exposición, la gente salga inspirada por el trabajo de Ágatha Ruiz de la Prada y se permita cuestionar esta idea de vivir en ‘lo neutro’. Que se inspiren y se atrevan a llevar su vida, y su mundo, de color. También deseo que descubran a este ícono español del diseño que ha sabido diversificar su creatividad de una forma extraordinaria: desde moda para hombres, mujeres, niños y hasta mascotas, pasando por aceite de oliva, maletas, mochilas o ropa de cama. ¡Qué no hace Ágatha! Ella, en sí, es una explosión de energía, libertad creativa y visión. Creo que es un ejemplo invaluable para los jóvenes creadores.
Mariana Llaguno fue elegida para lucir espectaculares piezas de la diseñadora, permitiéndonos entrar a su universo vibrante, lúdico y lleno de color. Cada atuendo rinde homenaje al espíritu libre y optimista que define la estética de la artista, una oportunidad que Llaguno señala como inolvidable y única.
Esta colaboración no sólo significó formar parte de una sesión fotográfica, sino integrarse a una narrativa que celebra la autenticidad y el valor de ser diferente. En un entorno donde la moda suele ser sinónimo de perfección, la obra de Ágatha propone justo lo contrario: una invitación a jugar, a experimentar y a conectar con el arte desde la emoción. Mariana, cuéntanos cómo surgió la oportunidad de modelar piezas icónicas de Ágatha Ruiz de la Prada y qué sentiste al ser elegida para participar.
“Me sentí súper contenta de poder ayudar y ser parte de unas fotografías que tienen el propósito de priorizar la libertad de expresión y el arte”, compartió.
Las piezas de la diseñadora son un estallido visual que obliga a replantear la forma en que entendemos la moda. No buscan pasar desapercibidas, son una declaración de alegría, un grito de libertad. Cada forma, cada textura, parece estar diseñada para provocar una reacción emocional. Desde esa mirada, ¿cómo fue tu experiencia personal al ponerte una de sus creaciones y convertirte en parte de su universo?
“Se sintió súper divertido utilizar y probarme piezas que estaban muy fuera de mi zona de confort; me sentí súper libre y me encantó poder ver todas las piezas”, aseguró.
Cuéntanos sobre la atmósfera de la exposición: ¿qué fue lo que más te sorprendió al recorrer las piezas dentro de la Nave Generadores y qué valor tiene para ti celebrar una estética tan desbordante y sensible como la de Ágatha?
“Me sorprendió ver cómo tanta textura y tanto color lograban estar en sincronía conmigo misma cuando me probé las prendas. Tiene mucho valor poder utilizar piezas que son hechas a mano y que tienen tanto sentimiento detrás; es una gran experiencia poder utilizar algo tan único y hecho con tanto cariño”, afirmó.
Las colaboraciones con diseñadores tan emblemáticos suelen dejar huellas profundas en sus modelos. Más allá del glamour, dejan lecciones sobre la autenticidad y la libertad creativa. ¿Qué aprendizajes te llevas de este encuentro entre el arte y la moda?
“Liberar lo que te gusta y lo que te inspira, y que no tengas miedo a que sea distinto a lo que normalmente ves”, dijo.
Mariana, ya para finalizar. Si tuvieras que dedicarle una frase o pensamiento a Ágatha después de esta experiencia, ¿qué le dirías?
“Que ha logrado atraer a muchas personas por la autenticidad de sus piezas”, concluyó.
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