En esta entrevista, Patricia Bortoni nos platica la historia de The Fudge Box, el cual se convirtió en un emprendimiento navideño lleno de creatividad y tradición que, sin duda, es un recorrido íntimo por el origen de una marca hecha con sabor, memoria y corazón.
Desde una cocina que se transforma cada diciembre en un taller creativo, The Fudge Box surge como un ritual navideño donde el tiempo se mide en sabores, detalles y memorias heredadas. Y es que entre chocolates, cajas cuidadosamente pensadas y una receta que cruza generaciones, Patricia Bortoni convierte lo cotidiano en un gesto extraordinario.
Patricia, ¿en qué momento tu cocina dejó de ser sólo cocina y se convirtió en el punto de arranque de tu emprendimiento?
Empecé de hacer súper poquito con mi mamá y después me animé a hacerlo yo sola; con los años, me han pedido más. Sólo lo hago en esta temporada de Navidad y lo disfruto mucho.
¿Recuerdas el primer chocolate y las primeras cajas que vendiste? ¿Qué sentiste al hacer la primera entrega?
Empecé hace seis años y es súper padre entregar algo que haces con mucho cariño para ocasiones especiales.
Empezar desde casa tiene su magia y sus retos, ¿cuál fue el más duro al inicio?
Reto número uno: espacio en diciembre. ¡Uso todo el refrigerador! Jajaja.
Tus chocolates son homemade, ¿de qué están hechos o cuáles son los productos que vendes? ¿Qué parte del proceso lleva más de ti como persona?
Todo es 100 por ciento hecho por mí. Lo que ofrezco es un fudge, compuesto de chocolate, bombón y nuez. ¡Es un postre frío delicioso!
¿Por qué el nombre de THE FUDGE BOX y cómo nació la idea de presentar tus productos en cajas navideñas tan originales?
El nombre lo inventé pensando que se entrega en cajas y es fudge, entonces The Fudge Box ¡es el nombre perfecto! Además, la palabra Fudge no se usa mucho en Monterrey y me posiciona súper bien.
En una temporada comercial tan competida como Navidad, ¿cómo logras que tus chocolates y cajas se distingan?
Siempre me ha gustado mucho la envoltura y la presentación de las cosas. Pienso siempre en presentar los productos de manera diferente y cada año hago innovaciones. Mi prioridad es ser original.
¿Qué papel juega la creatividad en tu marca más allá del sabor?
La presentación se me hace súper importante, aparte de que están deliciosos, me gusta que regalen algo lindo presentado para sus ocasiones especiales y ponerle un poco de mi sello.
Emprender siendo mujer todavía implica romper barreras, ¿cuál ha sido la más significativa en tu camino?
Me encantan los retos, soy una persona activa y me llena que a mis clientes les guste algo que hago con mucho amor, ya que esta receta viene desde mi abuela.
¿Quién fue la primera persona que creyó en tu proyecto y te dio ese empujón inicial?
Mi familia y mis hijos. Adicionalmente, mi mamá fue quien también me alentó a emprender y tomar ese paso.
¿Qué has aprendido de tus clientes que te haya sorprendido?
Primero, que buscan algo único y de gran calidad, pues lo comparten con sus seres queridos en ocasiones especiales. Segundo, si te esmeras en tu producto y servicio, repiten como clientes.
Si volteas a ver a la mujer que empezó haciendo chocolates y cajas en casa, ¿qué le dirías hoy?
¡Sigue adelante!
Pensando en el futuro, ¿hasta dónde sueñas llevar esta marca que nació de manera tan íntima?
Sigue siendo algo pequeño y de temporada, pero tengo planes de crecer. Veremos qué le depara el futuro a The Fudge Box.
Sin duda, entre aromas de chocolate, cajas festivas y espíritu decembrino, Patricia Bortoni ha comenzado a escribir la historia de The Fudge Box, un emprendimiento que cobra vida cada temporada navideña y con el que ofrece cálidos detalles llenos de tradición y creatividad, destacando el arte de regalar momentos dulces en la época más especial del año.
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