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El Príncipe Felipe y su lucha con la monarquía para que sus hijos tuvieran su apellido

El Príncipe Felipe de Edimburgo se enfrentó a la monarquía británica para asegurar que sus hijos llevaran su apellido

Príncipe Felipe: Su lucha para que sus hijos tuvieran su apellido (Foto: Getty)
Príncipe Felipe: Su lucha para que sus hijos tuvieran su apellido (Foto: Getty)
Andrea Bouchot

Detrás de los protocolos, las coronas y la etiqueta real, también hay historias personales, de amor y orgullo, que han marcado decisiones clave en la monarquía británica. Una de ellas es la del Príncipe Felipe, esposo de la Reina Isabel II, y su lucha silenciosa, pero muy firme, para que sus hijos pudieran llevar su apellido.

Aunque pueda parecer un detalle menor, el apellido de los hijos reales fue, por años, un tema delicado dentro del Palacio de Buckingham. Tanto así, que provocó tensiones en el matrimonio real, incomodidades políticas y, al final, un cambio histórico que aún perdura.

¿Por qué los hijos del Príncipe Felipe no podían tener su apellido?

Cuando la fallecida Reina Isabel ascendió al trono en 1952, se convirtió en la soberana de una de las monarquías más antiguas del mundo. Con ella, la Casa de Windsor, nombre adoptado durante la Primera Guerra Mundial por su abuelo, el Rey Jorge V, continuó como el apellido oficial de la familia real británica.

A pesar de estar casada con el Príncipe Felipe de Edimburgo, el apellido Mountbatten, que él había adoptado tras renunciar a sus títulos griegos y daneses, no fue considerado para los descendientes.

La decisión no fue suya. Fue una sugerencia del entonces primer ministro Winston Churchill y de la Reina María, abuela de Isabel, quienes insistieron en conservar el nombre Windsor para dar una imagen de estabilidad al Reino Unido.

Como era de esperarse, a Felipe, esto le cayó como un balde de agua fría. “No soy más que una maldita ameba. Soy el único hombre del país al que no se le permite dar su apellido a sus propios hijos”, fue la famosa queja del príncipe.

Reina Isabel y el príncipe Felipe. (Foto: Instagram).
Reina Isabel y el príncipe Felipe. (Foto: Instagram).

¿Qué tuvo que hacer el Príncipe Felipe para que sus hijos tuvieran su apellido?

Durante años, la incomodidad de Felipe se mantuvo latente. Su biógrafa, Sally Bedell Smith, escribió que el conflicto incluso afectó la relación de pareja con Isabel, al grado de que el tema pudo haber influido en la decisión de espaciar los nacimientos de sus hijos.

Entre la Princesa Ana y el Príncipe Eduardo pasaron 10 años, y según la autora, el apellido fue parte de ese distanciamiento. Finalmente, fue hasta 1960, ya sin Churchill en el poder y tras la muerte de la Reina María, que Isabel decidió dar un paso para complacer a su esposo.

Fue así como, mientras la difunta monarca estaba embarazada del duque de York, aprovechó para retomar el tema con el entonces primer ministro Harold Macmillan y ese mismo año, se anunció que la familia seguiría siendo oficialmente la Casa de Windsor, pero los descendientes sin el título de Príncipe o Princesa, ni el tratamiento de Alteza Real, llevarían el apellido Mountbatten-Windsor.

Era un gesto simbólico, pero significativo para Felipe, que sentía que al fin su apellido tendría un lugar en la historia de su familia.

Príncipe Felipe: Esta fue la herencia del Duque de Edimburgo (Foto: Getty Images)
Príncipe Felipe: Esta fue la herencia del Duque de Edimburgo (Foto: Getty Images)

¿Por qué el Príncipe Felipe quería que sus hijos tuvieran su apellido?

Más allá del protocolo o del orgullo masculino, el deseo de Felipe tenía que ver con identidad y pertenencia. Nacido como Príncipe Felipe de Grecia y Dinamarca, pertenecía originalmente a la Casa de Schleswig-Holstein-Sonderburg-Glücksburg.

Sin embargo, antes de casarse con Isabel, renunció a sus títulos extranjeros y adoptó el apellido Mountbatten en honor a sus abuelos maternos.

Cambiar de apellido, renunciar a su país natal y moldear una nueva identidad para entrar a la familia real británica no fue un proceso fácil para él. Por eso, que ni siquiera sus hijos pudieran llevar su apellido era, para muchos, una forma simbólica de borrar su huella dentro de la monarquía.

Al final, Isabel lo entendió. “La reina solo desea (con razón) hacer algo para complacer a su marido, de quien está perdidamente enamorada”, escribió Macmillan en su diario. Y con ese gesto, nació oficialmente el apellido Mountbatten-Windsor, una combinación de las dos ramas familiares.

¿Lo sabías?


Nota escrita por
Andrea Bouchot
Andrea Bouchot andrea.bouchot@milenio.com

Coordinadora de Chic Magazine digital. Egresada de la Licenciatura en Comunicación de la FES Acatlán. Vivo de cine, los libros, videojuegos y la buena comida.

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