Por Arq. Hugo Bárcenas
Imágenes: Cortesía HDK
Conocido como el último edificio de Le Corbusier, es una colorida obra maestra arquitectónica que funciona como un museo público. Inaugurado inicialmente en 1967, fue utilizado como lugar de exposición para presentar el trabajo del mismo arquitecto. Siguiendo la ideología original, el pabellón vuelve a abrirse como museo público operado por el Museum für Gestaltung Zürich en nombre del propietario, en dicha ciudad de Suiza.
Este edificio comenzó su renovación en octubre de 2017 y concluyó en febrero de 2019. Para este propósito los arquitectos Silvio Schmed y Arthur Rüegg analizaron meticulosamente el edificio para restaurarlo con una gran atención al detalle. Hoy en día, el Pabellón Le Corbusier luce nuevamente con la misma frescura, elegancia y colores brillantes que cuando se construyó.
La principal exhibición comenzó como el pabellón en sí mismo. Esto debido a que Le Corbusier lo diseñó con el objetivo de construir el lugar de exposición ideal, donde numerosos bocetos y planos atestiguan un período de desarrollo prolongado que comenzó a mediados de los años 50.
Esta construcción se basa en el sistema de proporciones Modular de Le Corbusier, incorporando varios de sus otros principios de diseño, como una especie de legado arquitectónico. Estos principios incluyen prefabricación, rampa de acceso y jardín en la azotea, principios que se repiten a lo largo de su obra, así como el Promenade Architecturale, generando una ruta cuidadosamente concebida a través del edificio para permitir al visitante ver y experimentar la arquitectura de manera óptima.
A través de unos 600 m2 y cuatro pisos, la colorida obra ofrece varias perspectivas y puntos de vista. Los muebles de Le Corbusier, algunos de ellos instalados de manera permanente, se extienden por todo el espacio. Incluso la pequeña terraza en la azotea ahora está abierta al público para regalar vistas del río Zürichhorn sin obstáculos.
La exposición inaugural, Mon Univers, se extiende por todos los niveles y está dedicada a la pasión del arquitecto suizo por coleccionar, lo que ofrece a los visitantes un vistazo de su creatividad e inspiración. A lo largo de su vida, Le Corbusier persiguió la visión de una síntesis de las artes, y con este fin acumuló objetos y hallazgos del arte, la industria, el folclore y la naturaleza, celebrados en esta bella exposición.
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