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PERSONAJES

Diana Romero: empatía que transforma realidades

A través de su fundación Fuerte, Valiente y Hermosa, Diana Romero convierte la empatía en acción, acompañando a mujeres en procesos oncológicos.

Diana Romero (Foto: Alejandra del Río)
Diana Romero (Foto: Alejandra del Río)
Braulio García

Diana Romero representa una nueva generación de mujeres que transforman su sensibilidad en acción. A través de su fundación Fuerte, Valiente y Hermosa, ha logrado canalizar la empatía en proyectos concretos que acompañan a mujeres en procesos oncológicos, combinando su experiencia en imagen, comunicación y responsabilidad social con una inquietud profundamente humana. Lo que comenzó como un impulso personal ante la injusticia se convirtió en una red de apoyo que hoy inspira, contiene y cambia realidades.

Desde su mirada, el liderazgo nace del compromiso con los demás. La historia de fortaleza que la acompaña no se define desde la perfección, sino desde la perseverancia y resiliencia de seguir adelante; especialmente en los días difíciles. Con determinación, propósito y una enorme capacidad de conexión, Diana impulsa un movimiento que redefine el poder femenino: aquel que nace desde la empatía, la acción y la autenticidad.


¿Qué fue lo que te impulsó a pasar de asesoría en imagen o responsabilidad social a fundar una organización como Fuerte, Valiente y Hermosa?

He sido voluntaria desde los 12 años en diferentes causas y asociaciones; siempre me ha gustado participar en labores altruistas. Fuerte, Valiente y Hermosa es un proyecto que nació de manera orgánica. Impulsado en un inicio desde el enojo y la inconformidad con el sector salud, puntualmente en el área oncológica.

Hoy en día, es un proyecto sostenido por la empatía, el amor y la voluntad de muchas personas. Nunca imaginé lo que podríamos construir ni la cantidad de mujeres a las que podríamos ayudar. Lo que me impulsa cada día es darme cuenta de todas las personas dispuestas a ayudar, de las necesidades que existen en diferentes realidades y de lo que podemos lograr cuando trabajamos en equipo por una misma causa.

¿Cómo ha evolucionado tu fundación desde sus primeros pasos hasta ahora?

Empecé hablando del tema en redes sociales: implementé campañas de comunicación y talleres de imagen oncológica. Al principio, el objetivo principal era sensibilizar a la sociedad sobre la prevención y detección temprana del cáncer de mama. En la actualidad, hemos evolucionado para brindar apoyos tangibles, como prótesis mamarias externas, pelucas oncológicas y brassieres especializados, con el propósito de impactar directamente en la autoestima de las mujeres que luchan contra esta enfermedad.

Tu trabajo involucra imagen, comunicación y acompañamiento oncológico — ¿cómo logras equilibrar la empatía con la profesionalidad en esos procesos?

Es algo que he aprendido con el tiempo. Es una responsabilidad enorme, porque estamos hablando de la vida y el bienestar de muchas mujeres, y siempre me lo tomo con la seriedad que corresponde.

También he aprendido a identificar lo que está en mis manos: aquello que puedo ofrecer. Sin duda es algo que hago con todo el amor y la mayor dedicación posible. Por otro lado, para aquello que no puedo cumplir, prefiero siempre dar la cara y hablar desde la honestidad con el fin de no generar falsas ilusiones. Entre la profesionalidad y la empatía, la línea es muy clara: trabajar sobre lo tangible, con compromiso y corazón. Nunca hacer promesas vacías.

Mirando hacia el futuro, ¿cuál es el siguiente gran objetivo para ti como líder, y qué legado quieres dejar con tu organización y con tu trabajo personal?

Me encantaría construir un proyecto lo suficientemente sólido para que sea sostenible a lo largo del tiempo, así como un modelo integral que pueda replicarse en otros estados de la República con el objetivo de ayudar a muchas más mujeres. Mi siguiente gran objetivo es consolidar un espacio físico donde podamos atender a nuestras beneficiarias en un lugar lindo, cómodo y seguro, especialmente pensado para brindar contención emocional y acompañamiento integral. Es un sueño que refleja nuestra visión: un lugar donde cada mujer pueda sentirse escuchada, apoyada y fortalecida en cada paso de su proceso.


Lograste sumar a marcas como Dulce Rojo y Culichioso. ¿Qué te dejó esa experiencia en términos de alianzas y trabajo conjunto con otras mujeres emprendedoras?

Tener la oportunidad de trabajar con marcas locales no sólo nos ayudó a lograr la recaudación de prótesis mamarias externas, sino que también me permitió aprender mucho sobre los liderazgos de otras mujeres y conocer a personas que comparten mis valores. He podido descubrir los procesos internos que cada marca lleva a cabo, y es impresionante darse cuenta de la cantidad de manos y esfuerzos que se necesitan para lograr un resultado, que normalmente sólo vemos en la foto o el video final de la campaña.

En tu día a día, ¿cómo te mantienes emocionalmente fuerte cuando estás rodeada de historias tan intensas? ¿Hay algo que hagas como ritual personal para mantenerte centrada o recargar energía?

Es una respuesta de muchos sentimientos encontrados. Hay días en los que no me siento emocionalmente fuerte y me frustra no poder hacer más: no tener la infraestructura o los recursos para resolver las cosas más rápido, o incluso cuando me encuentro en medio de conflictos de intereses. Muchas veces me desanima darme cuenta de cómo funciona el mundo, pero también me recuerda la importancia de respirar, tomarme un momento para mí y reconectar con el propósito que me impulsa cada día.

Si pudieras una sola frase que quieres que el lector se lleve esta edición, ¿cuál sería?

Usar tu voz salva y cambia vidas.

¿Cómo imaginas el futuro de tu fundación y el tipo de proyectos que te gustaría desarrollar en los próximos años?

Hoy en día, el proyecto que más me emociona es llegar a comunidades indígenas en colaboración con Reina Madre. Hay muchísima necesidad de sensibilización en estos espacios, que muchas veces no tienen acceso a información ni a la salud pública. En cuanto al futuro de Fuerte, Valiente y Hermosa, lo imagino como una red de apoyo que no solo acompañe a mujeres que enfrentan cáncer de mama, sino que también pueda ayudar a más personas que lo necesiten. Quiero desarrollar talleres de autoempleo que fortalezcan la autoestima de las mujeres a través de la integración económica, proporcionándoles herramientas para generar ingresos y, al mismo tiempo, reforzar su confianza y bienestar emocional.

Este es un proyecto que no estoy ejecutando con prisa, porque lo hago desde el amor y con mucha responsabilidad. Sé que el tiempo y la vida me pondrán en el camino a las personas y oportunidades correctas para desarrollarlo plenamente. Es un proyecto que va más allá de Instagram, de redes sociales o de una foto: es una causa de vida, un compromiso que voy a mantener toda mi vida, y por eso también me estoy preparando académicamente para seguir desarrollándolo con impacto y sostenibilidad.


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