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Sociedad Puebla

Ian Couttolenc, actor y modelo en camino al autodescubrimiento

El joven creativo comparte sus aprendizajes a través del mundo de la actuación, el teatro y la televisión.

“Es una sensación increíble poder transportar al público a una realidad distinta”. Ian Couttolenc (Fotos: @holasoydavo)
“Es una sensación increíble poder transportar al público a una realidad distinta”. Ian Couttolenc (Fotos: @holasoydavo)
Mariana Velázquez

Ser actor parece una de las profesiones más glamorosas, pero más allá de los reflectores, Ian Couttolenc descubrió en la actuación un proceso de exposición emocional en el que el cuerpo, la voz y la historia personal se convierten en herramientas para crear nuevas realidades. El joven actor ya ha participado en proyectos nacionales, como su papel como alter ego de Rigoletto en la ópera de Giuseppe Verdi, e internacionales, como la conducción de entrevistas para Premios Juventud en Puerto Rico, pero su mayor logro ha sido encontrar en el séptimo arte un camino hacia el autoconocimiento.

“Entiendo por qué se puede llegar a percibir como un riesgo; a fin de cuentas, permitirte ser vulnerable ante un público no es fácil”, confiesa. Pero lejos de verlo como una amenaza, Ian lo siente como una oportunidad para entregar lo mejor de sí: “Es una sensación increíble poder transportar al público a una realidad distinta”.

A pesar de ser tan joven, ya ha participado en proyectos nacionales e internacionales. (Foto: Davo Montiel @holasoydavo)
A pesar de ser tan joven, ya ha participado en proyectos nacionales e internacionales. (Foto: Davo Montiel @holasoydavo)



Como si se tratara de una vida anterior, para Couttolenc el amor por la actuación es algo que lleva en la memoria. Estar sobre un escenario o en un set le resulta tan familiar que incluso llega a “sentir un tipo de nostalgia, como si ya lo hubiera vivido antes”, comparte. Ese sentimiento de pertenencia lo ha acompañado desde siempre y ha reforzado su convicción de que, sin duda, nació para esto.

Como actor, no elige entre teatro o cine. Para él, ambas disciplinas son universos complementarios. Reconoce que el teatro es una “escuela de formación profunda”, donde no hay segundas tomas y se requiere una concentración extrema. “Ahí es donde te forjas como actor”, asegura. 

Sin embargo, también se siente en casa en los sets de grabación, rodeado de directores, y sonidistas: “Amo ver cómo todos cumplen una función”. Cada espacio tiene su magia y, en ambos, el poblano ha descubierto su gran capacidad de adaptación. Esa versatilidad no siempre le fue evidente. “Suelo ser muy asertivo, incluso terco”, admite. 

Sin embargo, ha aprendido que ser actor también implica moldearse a los ritmos de cada proyecto. Esa apertura le ha permitido ampliar su rango interpretativo y explorar capas más profundas de sí mismo.

Aunque su formación incluye proyectos serios y técnicas profesionales, Ian no oculta sus influencias personales. Es fan declarado de los cómics, los videojuegos y, en especial, de Spiderman

“A pesar de ser ficticio, es un personaje que me ha hecho sentir visto y entendido”, comparte. Le atrae no solo el carisma del superhéroe, sino su lucha interna y su capacidad de elegir la responsabilidad por encima del ego. De interpretarlo, le gustaría hacerlo desde una perspectiva madura, como un Peter Parker adulto que carga con nuevas responsabilidades.

Para Ian Couttolenc el cine y el teatro son universos complementarios en el que disfruta desarrollarse. (Foto: Davo Montiel @holasoydavo)
Para Ian Couttolenc el cine y el teatro son universos complementarios en el que disfruta desarrollarse. (Foto: Davo Montiel @holasoydavo)

Estas referencias no son superficiales. Para Ian, personajes como Spiderman le han enseñado sobre ética, generosidad y resiliencia. “Tomar la maravillosa responsabilidad de ser uno mismo” es una lección que aplica tanto en la vida como en su carrera artística.

Con una trayectoria que apenas comienza y ya va tomando fuerza, Ian sueña con encarnar personajes que lo reten emocionalmente. Le interesan las figuras históricas, pero también aquellos ambiguos que no pueden clasificarse como héroes o villanos. “Me gustaría explorar personajes con mucha complejidad moral, que hagan que el público se cuestione”.

A pesar de los avances, no romantiza el camino. Reconoce que equilibrar la vida personal con una carrera artística es difícil, sobre todo en una era marcada por la exposición constante. Para lidiar con la presión de las expectativas externas, Ian se aferra a una brújula interna: “Todos tenemos derecho a tener una opinión, pero eso no la vuelve real para nadie. Hay que reconocerse a uno mismo y aceptarse”.

Cuando se le pregunta cómo le gustaría ser recordado, no duda: quiere inspirar a otros, así como él fue inspirado por los artistas que admiraba de niño. Más allá de los aplausos, le interesa dejar una huella como alguien que decidió luchar por sus sueños y compartir lo mejor de sí. 

“Me gustaría que mi huella en el arte sea la de alguien que decidió escogerse a sí mismo y volverse su mejor versión, así como también fue generoso con todo lo que es”, dice con convicción.

En el futuro, se ve dirigiendo, enseñando y creando. Porque para él, actuar es mucho más que interpretar: es entenderse, confrontarse y compartir lo aprendido. Es arte en movimiento. Es, como él dice, “la maravillosa responsabilidad de ser uno mismo”.

Más allá de los aplausos Ian busca ser recordado como alguien que decidió luchar por sus sueños. (Foto: Davo Montiel @holasoydavo)
Más allá de los aplausos Ian busca ser recordado como alguien que decidió luchar por sus sueños. (Foto: Davo Montiel @holasoydavo)


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