En nuestra lucha diaria contra enfermedades comunes como los resfriados y las gripes, a menudo pasamos por alto la importancia de algo tan simple como lavarse las manos. Este hábito cotidiano no solo mantiene la higiene personal, sino que también es esencial para proteger la salud de quienes nos rodean.
Diversos estudios han demostrado que lavarse las manos reduce significativamente las infecciones respiratorias y digestivas, incluyendo aquellas causadas por virus como el de la gripe. Cuando hacemos del lavado de manos un hábito diario, contribuimos al bienestar colectivo.
El poder protector del lavado de manos
Lavarse las manos correctamente es una barrera eficaz contra los gérmenes. Los virus que provocan el resfriado y la gripe se transmiten fácilmente mediante superficies contaminadas o el contacto directo. Si tocamos objetos infectados y luego nos llevamos las manos a la cara, facilitamos la entrada de virus en nuestro cuerpo.
Según investigaciones recientes, una buena higiene de manos puede reducir las infecciones respiratorias hasta en un 21% en entornos como escuelas y oficinas, donde la interacción entre personas es constante. Este efecto protector se vuelve crucial en temporadas de mayor circulación viral, como el invierno.
Entre las afecciones más comunes que pueden evitarse mediante esta práctica se encuentran las infecciones respiratorias como el resfriado común, la gripe y la bronquitis, así como enfermedades gastrointestinales como la gastroenteritis viral.
Además, inculcar este hábito desde una edad temprana fomenta una cultura de prevención que puede extenderse a las familias y comunidades. Aunque los desinfectantes para manos también pueden ser útiles, el agua y el jabón son más efectivos para eliminar una amplia variedad de patógenos.

Beneficios del lavado de manos en las escuelas
En las escuelas, donde el contacto físico entre niños es constante, el lavado de manos desempeña un papel vital para prevenir la propagación de enfermedades. Programas que enseñan a los estudiantes a lavarse las manos adecuadamente con agua y jabón han demostrado una reducción significativa en el ausentismo escolar por enfermedades infecciosas.
Además, inculcar este hábito desde una edad temprana fomenta una cultura de prevención que puede extenderse a las familias y comunidades. Aunque los desinfectantes para manos también pueden ser útiles, el agua y el jabón son más efectivos para eliminar una amplia variedad de patógenos.

Mitos comunes sobre el lavado de manos
A pesar de la evidencia, muchos mitos rodean el lavado de manos. Algunas personas creen que solo es necesario después de actividades específicas como ir al baño, pero olvidan que nuestras manos entran en contacto con superficies contaminadas constantemente.
Durante la pandemia de covid-19, la desinformación llevó a algunos a subestimar este hábito esencial, prefiriendo medidas menos efectivas o confiando en remedios caseros.
Un estudio realizado en Indonesia destacó que las creencias erróneas pueden afectar negativamente el cumplimiento de las prácticas de higiene, subrayando la necesidad de educación basada en evidencias.

Pasos para un lavado de manos efectivo
No basta con lavarse las manos, también es fundamental hacerlo bien. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda dedicar al menos 20 segundos a frotarse las manos con jabón, asegurándose de limpiar todas las partes: entre los dedos, las yemas, las uñas y las palmas.
Enjuagar bien y secar las manos con una toalla limpia también es crucial. Esta práctica es especialmente relevante en lugares concurridos como escuelas, hospitales y oficinas, donde la exposición a patógenos es mayor. Con estos pasos, podemos reducir significativamente el riesgo de contagio de enfermedades.
¿Lo sabías?
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Coordinadora de Chic Magazine digital. Egresada de la Licenciatura en Comunicación de la FES Acatlán. Vivo de cine, los libros, videojuegos y la buena comida.
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