¿Has notado alguna vez que las personas mayores tienen un olor particular que no tiene nada que ver con la falta de higiene? Pues la ciencia tiene la respuesta a este fenómeno conocido como "olor a anciano", el cual no es un mito, sino una realidad biológica que tiene un nombre: 2-nonenal.
Según investigaciones, este aroma no es resultado de una mala higiene o de alguna enfermedad, sino de un cambio químico natural en nuestra piel al envejecer. ¿A partir de qué edad se empieza a manifestar y por qué nuestro cuerpo produce este compuesto? Quédate leyendo, porque la respuesta podría sorprenderte.
¿Qué es, cuándo aparece y por qué ocurre el “olor a anciano”?
El llamado “olor a anciano” o “olor a viejo” no es un mito, ya que tiene una explicación científica basada en cambios químicos naturales de la piel a medida que envejecemos.
Dichos cambios son los que generan compuestos específicos que desprenden un aroma característico, el cual es perceptible a partir de los 30 o 40 años.
De acuerdo con el químico José María Antón, experto en biotecnología del CSIC, señala que este olor lo provoca la molécula 2-nonenal, la cual surge por la oxidación de ácidos grasos omega-7 en la piel.
Así que con la edad, la capacidad antioxidante del cuerpo disminuye, facilitando así esta reacción.
Generalmente, el aroma del 2-nonenal se describe como rancio, húmedo, algo parecido al trigo sarraceno o a cerveza añeja, y este no desaparece fácilmente solo con la higiene diaria.
De la misma manera, investigaciones japonesas denominan a esto olor como kareishu, y un estudio de 2012 liderado por Susanna Mitro, de la Universidad de San Francisco, confirmó que el 2-nonenal empieza a detectarse alrededor de los 30 años y se vuelve más evidente con el paso del tiempo.

¿Cuáles son los cambios biológicos y el impacto social del “olor a anciano”?
De acuerdo con estas mismas investigaciones, el envejecimiento altera la composición de lípidos en la piel, reduce antioxidantes como vitamina E y escualeno, y disminuye la actividad de glándulas sebáceas y sudoríparas.
Estos factores modifican el olor corporal y, culturalmente, puede influir en la percepción social de la edad y la salud.
En Japón, por ejemplo, se comercializan productos específicos para neutralizar este aroma, reflejando no solo la importancia del cuidado personal y la higiene, sino que también nos da un vistazo a cómo se perciben los procesos de envejecimiento en la sociedad.

El “olor a anciano” no es un mito
Con todo esto, ahora sabes que el “olor a anciano” es un fenómeno real, y además es químicamente identificado y forma parte natural en el envejecimiento.
Y aunque no desaparece fácilmente, puede controlarse mediante productos especializados y hábitos de vida saludables, sin perder de vista que forma parte del proceso biológico del cuerpo.
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